Ciertamente el Señor me habló con firmeza, y me dio instrucciones de no ir por el camino de este pueblo. Me dijo así: «No llamen ustedes conspiración a todo lo que este pueblo llama conspiración. No tengan miedo, ni teman lo que ellos temen».
Isaías 8:11-12
Algunas personas temen tanto al número 13, que se vuelven alérgicos a él. Esa reacción psicosomática se denomina «triskaidekaphobia».
La superstición se remonta a tiempos anteriores a Julio César, quien empleó adivinos para que le aconsejaran. Esos adivinos predijeron «científicamente» tendencias políticas, leyendo entrañas de cerdos. Los políticos de hoy consultan encuestas de opinión pública y cualquier otro método disponible para conocer el «pulso de la gente».
Una persona realmente supersticiosa se negaría a postularse para presidente en determinados años. Pensemos en los siguientes presidentes de los Estados Unidos y los años en que fueron elegidos: Harrison, 1840; Lincoln, 1860; Garfield, 1880; McKinley, 1900; Harding, 1920; Roosevelt, 1940; Kennedy, 1960. Todos ellos fueron elegidos a intervalos de 20 años, y todos murieron en el cargo. Me pregunto si los psicólogos tienen un nombre al miedo a ser elegido presidente en un año divisible por 20.
Las supersticiones a menudo surgen como resultado de personas que intentan controlar situaciones aparentemente inmanejables.
Los titulares sobre inestabilidad financiera o la amenaza del terrorismo dan lugar al miedo y las supersticiones que acompañan a nuestras peores pesadillas. Satanás debe reírse cada vez que creemos que estamos controlando nuestras vidas. Seguramente se deleita mientras nos engaña para que juguemos a «¿Qué pasaría si …?» sobre eventos que están fuera de nuestro control inmediato.
Isaías habló con Israel en un momento de agitación y confusión, diciéndoles: «Ciertamente el Señor me habló con firmeza, y me dio instrucciones de no ir por el camino de este pueblo. Me dijo así: ‘No llamen ustedes conspiración a todo lo que este pueblo llama conspiración. No tengan miedo, ni teman lo que ellos temen'».
Santifiquen al Señor de los ejércitos, y sólo a él. Que él sea para ustedes la única razón de su temor. Hagan de él su santuario. Pero para las dos casas de Israel será una piedra de tropiezo, que los hará caer; y para los habitantes de Jerusalén les será una trampa, una red. Muchos de ellos tropezarán; y caerán y serán destrozados; y se enredarán y quedarán apresados» (Isaías 8:11-15).
Para quienes viven sin Cristo, perder el control es una cosa seria. Quienes creemos en el sacrificio de Jesús en nuestro nombre, tenemos santuario. Cuando los conceptos erróneos nublan nuestra visión y las preocupaciones buscan robarnos la paz que Dios nos ha dado a través de su Hijo, sabemos que la mano fuerte de Dios estará con nosotros y que, con su Palabra, Él nos dará coraje y fuerza para seguir adelante.
ORACIÓN: Padre celestial, cuando nos sintamos presionados por temores y preocupaciones irracionales, acércanos más a ti, recordándonos la paz y el santuario que tenemos en Jesús. En su nombre. Amén.
The Lutheran Layman, abril de 1980, Jane Fryar
Para reflexionar:
1.- ¿Eres supersticioso? Si es así, ¿de qué cosas?
2.- ¿De qué manera es Cristo tu santuario ante las cosas que pueden perturbarte?
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Editado por CPTLN – Chile ® / MGH – febrero de 2020
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