Por eso, ustedes deben esforzarse por añadir virtud a su fe, conocimiento a su virtud, dominio propio al conocimiento; paciencia al dominio propio, piedad a la paciencia, afecto fraternal a la piedad, y amor al afecto fraternal. Si todo esto abunda en ustedes, serán muy útiles y productivos en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
2 Pedro 1:5-8
Quien haya recibido el llamado a vivir como discípulo de Jesucristo, no puede estancarse en una fe ociosa. Muchas veces los creyentes –es lamentable– nos estancamos o incluso retrocedemos, a riesgo de perder la fe que una vez nos unía a nuestro Señor.
Cuando la fe no se alimenta, cuando vivimos una fe liviana sin pruebas ni desafíos, ésta deja de hundir sus raíces en las promesas de Dios. Lo que debería ser una fe robusta, como la de un árbol arraigado en un territorio ventoso, termina siendo una fe superficial, débil, infructuosa, que sucumbe fácilmente ante las pruebas. Y así quedamos a merced de la angustia y la desesperación.
Nuestra fe nace por los medios de gracia, por la preciosa semilla del evangelio que llega a nuestros oídos y corazones. Nuestra fe también se fortalece por medio de esa misma palabra de gracia en medio de pruebas, sufrimientos o persecución. La fe es como el primer eslabón en una cadena preciosa: fe, virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal, amor… ¡Qué hermoso es lo que Dios se propone hacer en nuestra vida! ¡Pero qué descuidados solemos ser con las cosas de Dios! Ponemos tanta atención a las cosas del mundo, a las cuestiones carnales y materiales, que nos olvidamos de la preciosa obra de Dios en nuestra vida.
¿Sientes que Dios no tiene nada que agregar a tu existencia espiritual? Dios quiere hacer de cada uno de los suyos un instrumento de su gracia, útil y productivo. Siempre hay algo que añadir en nuestro camino de crecimiento.
ORACIÓN: Señor Jesús: no quiero ser un discípulo tibio o superficial. Ayúdame a desear y buscar una espiritualidad más profunda. Amén.
Prof. Antonio R. Schimpf – Seminario Concordia, Buenos Aires, Argentina
Para reflexionar:
• ¿Qué área de tu vida espiritual es la más débil?
• ¿Qué haces para crecer en la fe y la gracia?
• ¿Qué decisión te animarías a tomar para cuidar mejor de tu vida espiritual?
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