La gente llevaba los niños a Jesús, para que él los tocara. Cuando los discípulos vieron esto, los reprendieron; pero Jesús los llamó…
Y cuando le dijeron (al ciego) que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí, comenzó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!». Los que iban al frente lo reprendían para que se callara; pero él gritaba más aún: «¡Hijo de David, ten misericordia de mí!». Entonces Jesús se detuvo y mandó que lo llevaran a su presencia.
(Lucas 18:15-16, 38-40a).
«Mamá, mamá, mamaaaaaaá». Los niños pequeños sí que saben llamar la atención de su madre cuando quieren algo. Pueden repetir su nombre sin parar hasta que la mamá les ponga atención. No se van a detener hasta que consigan su atención completa.
En estos versículos, los discípulos pensaban que los niños eran indignos de la presencia de Jesús y la gente pensaba que el ciego era también indigno de la presencia de Jesús. ¿Te has sentido tú indigno de la presencia de Jesús? Yo sí. Pero ni el ciego ni los padres de los niños dejaron de gritar. Ellos siguieron llamando a Jesús hasta que les puso atención y no se detuvieron hasta que consiguieron su atención completa. Y mientras la gente los despreciaba y reprendía, ¡Jesús los llamaba! ¡Jesús te llama! ¡Jesús me llama! ¡Aleluya!
No importa cuánto te quieran callar tus problemas y aflicciones: sigue gritando, sigue clamando a Jesús. Este mundo terrenal quiere apartarnos de Jesús, pero Él nos llama a pasar tiempo en su presencia. Somos como los niños que llevaban a Jesús, necesitamos confiar y recibir el cuidado de Dios todos los días. Somos también como el ciego, vulnerables y dependientes de la generosidad de nuestro Señor. Y Jesús nos llama…
Quizá la vida te esté reprendiendo y queriendo hacer callar con aflicciones y distracciones, pero escucha la voz de Jesús quien te llama y te pregunta: «¿Qué quieres que haga por ti?» (v. 41).
ORACIÓN: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!, ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Amén.
Diaconisa Noemí Guerra
Para reflexionar:
* ¿Qué te está reprendiendo y tratando de impedir que pases tiempo con Jesús?
* ¿Qué sientes al recordar que para Jesús eres más que digno de estar en su presencia por su sacrificio en la cruz para perdonarte y hacerte digno(a)?
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