Tú, hijo mío, esfuérzate en la gracia que tenemos en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, encárgaselo a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú, por tu parte, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado […] Si morimos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él; si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.
2 Timoteo 2:1-4, 11b-13
¿Has servido en el ejército? Yo no, pero mi esposo sí, y estuvo en la Guerra de Vietnam. Fue piloto de aviones para la Fuerza Aérea de Vietnam. Y aprendió muy rápidamente que necesitaba mucha concentración en su trabajo.
Distraerse era peligroso. Un joven piloto emprendió vuelo solo desde el aeropuerto de Tan Son Nhut y olvidó prestar atención a los puntos de referencia. ¡Se perdió en el cielo!
Distraerse como cristiano también puede ser peligroso. Vivimos en un mundo donde hay muchas cosas que desvían nuestra atención de Jesús. Algunas de ellas son pecaminosas; algunas no lo son, pero aun así pueden causar problemas si ocupan toda nuestra atención. Si nos dejamos atrapar por las cosas de este mundo como subir de posición en el trabajo, comprar autos, casas o cosas más grandes y mejores que las que tenemos, esto puede distraernos de Jesús y de vivir una vida que sea fructífera para Él. Antes de que nos demos cuenta, habremos perdido nuestros puntos de referencia y estaremos volando a ciegas.
Pero, ¡gracias a Dios!, Jesús no se distrajo en su misión de salvarnos. Él tenía sus ojos en la meta: rescatarnos a mí, a ti y a todas las personas del poder del mal. Él quiso dar su vida y resucitar, para que todo el que confía en él viva para siempre. Y Jesús lo llevó a cabo. Nadie, ni reyes, ni sacerdotes, ni líderes, ni su propia familia, pudo distraerlo. ¿Por qué? Porque nos amó y estuvo dispuesto a luchar por nosotros hasta el final para salvarnos. Gracias Jesús.
ORACIÓN: Amado Señor, mantén mis ojos en ti y mi corazón puesto en tu voluntad. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Alguna vez te has distraído en el momento equivocado? ¿Qué pasó?
* ¿Qué sientes al saber que Dios te está prestando atención?
© Copyright 2022 Cristo Para Todas Las Naciones
Suscríbete y recibe el devocional diariamente en tu e-mail: