¿Cómo podríamos dar gracias a Dios por ustedes, y por todo el gozo que ustedes nos hacen disfrutar delante de nuestro Dios? De día y de noche, no hay un solo momento en que no oremos para que podamos volver a verlos, y así podamos completar lo que falte a la fe de ustedes. Que nuestro Dios y Padre, y nuestro Señor Jesucristo, dirijan nuestro camino hacia ustedes, y que el Señor los haga crecer y aumente el amor entre ustedes y hacia los demás, así como también nosotros los amamos a ustedes, para que se fortalezca su corazón y sean ustedes santos e irreprensibles delante de nuestro Dios y Padre, cuando venga nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.
1 Tesalonicenses 3: 9-13
El apóstol Pablo definitivamente estaba sintiendo algunos indicios de «acción de gracias» en la iglesia en Tesalónica. Pablo escribe aquí a los creyentes tesalonicenses lo que Timoteo le contó al apóstol: «…las buenas noticias de la fe y el amor que ustedes tienen. Nos ha contado, además, que ustedes siempre nos recuerdan con cariño, y que desean vernos. También nosotros deseamos verlos a ustedes» (1 Tesalonicenses 3: 6b).
Pablo continúa diciendo que en cualquier angustia o aflicción que él y sus compañeros experimentaron «¡el saber que ustedes están firmes en el Señor nos ha devuelto la vida!» (1 Tesalonicenses 3: 8). Eso fue lo que hizo Pablo: se regocijó por estos creyentes que fueron transformados por la verdad inamovible de «Jesucristo, y de éste crucificado» (1 Corintios 2: 2b). Esta es la verdad que solo Dios puede anclar en el corazón de una persona.
A pesar de todas las narrativas en competencia y los argumentos inteligentes que podemos encontrar, la sabiduría del mundo está condenada frente a la obra transformadora del Espíritu Santo a través del poder de Dios (ver 1 Corintios 2: 3-5).
Vemos por qué Pablo estaba agradecido y cómo su mayor agradecimiento siempre estuvo ligado a Dios. ¿Cuáles son algunas de las cosas por las que estás agradecido: la familia, el hogar, una sensación de bienestar para los días venideros? Sin duda, estas son bendiciones. Pero, tal vez, la familia, la salud y el hogar no sean parte de tu vida en este momento. Y tal vez buscar un lado positivo en medio de media docena de problemas que no puedes solucionar no te haga sentir muy agradecido en absoluto.
Si este es tu caso, no estás solo. Esta es la lucha del día a día de innumerables de millones de personas quienes enfrentan problemas que se sienten incapaces de manejar. En esto, el apóstol Pablo tiene otra lección valiosa para nosotros, y está ligada a la fe: la fe en un Dios que puede satisfacer todas y cada una de las necesidades que tenemos sin importar lo que esté sucediendo o nuestro poder para solucionarlo. «Así que mi Dios suplirá todo lo que les falte, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. A nuestro Dios y Padre sea la gloria, por los siglos de los siglos. Amén» (Filipenses 4: 19-20).
Esta es la fe que ve la gracia de Dios en todas las situaciones de la vida, sin importar lo que estemos enfrentando. Es saber que Dios está con nosotros tanto si nuestro plato está lleno como si no lo está. Él ve nuestra necesidad. Él comprende nuestros gritos por ayuda. Fue por esta razón que Jesús vino a este mundo. Por Él siempre estamos agradecidos, por su cuidado, su vida, su muerte y su resurrección.
En Jesús, Dios ha satisfecho todas nuestras necesidades, ahora y por toda la eternidad.
ORACIÓN: Padre Celestial, que nuestros corazones estén agradecidos en ti, por llamarnos, recibirnos y salvarnos a través de tu Hijo Jesús. En su Nombre oramos. Amén.
Paul Schreiber
Para reflexionar:
* ¿Es un hábito en tu vida el agradecer a Dios o lo haces solo cuando algo bueno te ocurre?
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Editado por CPTLN – Chile / MGH
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