
Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. Selah
Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza. Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su monte santo.
Salmo 3:2-4 RVR1960
«No hay salvación para él en Dios». Es posible que hayamos escuchado comentarios similares en nuestra cultura actual. Los incrédulos pueden ridiculizar nuestra fe como inútil. Desde su punto de vista, nuestras creencias son simplemente una colección de reglas y mitos obsoletos. Se piensa que la fe cristiana es solo otra religión entre muchas. Algunas personas piensan que al adorar solamente a Jesús como el único camino de salvación es «verdadera para nosotros», pero no necesariamente verdadera para ellos. Los cristianos podemos incluso ser acusados de pronunciar «discursos de odio» si damos testimonio de nuestro Señor o hablamos del diseño de Dios para el matrimonio y la vida.
Queremos ser luz del mundo, como Jesús nos ha llamado a ser. Respetamos las creencias de los demás y buscamos testificar de manera gentil y cautivadora, pero no deberíamos sorprendernos si somos odiados. Jesús nos advirtió lo que nos esperaba: «Si el mundo los aborrece, sepan que a mí me ha aborrecido antes que a ustedes» (Juan 15:18). Jesús fue odiado y rechazado por muchas de las personas a las que vino a salvar. Fue traicionado y arrestado. Durante su juicio, Jesús fue burlado como un rey falso. Su verdadera pretensión de ser el Mesías y el Hijo de Dios fue condenada como blasfemia. El odio y la burla de sus enemigos siguieron al Salvador hasta la cruz. El aviso publicado de su «crimen» le dio el título de «El Rey de los judíos» como burla de su enseñanza sobre el reino de Dios. Sus enemigos decían que no había salvación para Él en Dios. Mientras colgaba de la cruz, se burlaban de Él diciendo: «Ya que él confió en Dios, pues que Dios lo libre ahora, si lo quiere. Porque él ha dicho: ‘Soy Hijo de Dios'» (Mateo 27:43). Se burlaron de su capacidad para salvar: «Salvó a otros, pero a sí mismo no puede salvarse. Si es el Rey de Israel, que baje ahora de la cruz, y creeremos en él» (Mateo 27:42).
El Hijo de Dios no se bajó de la cruz. Él no se salvó a sí mismo. «Él salvó a otros». Él nos salvó a través de su muerte redentora y resurrección victoriosa. Por Cristo nuestro Señor, hay salvación para nosotros en Dios. Y oramos por nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo que son perseguidos a causa de su fe. Oramos para que nosotros, junto con ellos, seamos fieles en nuestro testimonio de Jesús porque el Señor es nuestro escudo y nuestra gloria. Dios nuestro Salvador levanta nuestras cabezas. A través de su Espíritu, tenemos confianza frente al odio del mundo. Hay salvación para nosotros en Dios. En una colina que llamamos Monte Calvario, el Hijo de Dios entregó su vida para expiar los pecados del mundo. Dios ha respondido desde su monte santo.
ORACIÓN: Señor, fortalece a los que enfrentan persecución por causa de tu Nombre. Mantén firmes en la fe a todos los que confían en ti. Amén.
Dra. Carol Geisler
Para reflexionar:
* ¿Por qué crees que la sociedad parece ser indiferente o anti-Dios de tantas formas?
* ¿De qué formas podemos ser la luz del mundo aun cuando la gente rechace nuestro testimonio verbal acerca de Jesús?
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