En los días en que los jueces gobernaban en Israel, hubo mucha hambre en la tierra, y un hombre de Belén de Judá emigró a los campos de Moab, junto con su mujer y sus dos hijos […] Pero murió Elimelec, marido de Noemí, y ella se quedó sola con sus dos hijos. Más tarde, ellos se casaron con unas moabitas […] y se quedaron a vivir en Moab durante unos diez años. Pero también murieron Majlón y Quelión, y Noemí se quedó desamparada, sin marido ni hijos.
Cuando Noemí se enteró de que el Señor había bendecido a su pueblo y que el hambre había terminado, decidió abandonar Moab junto con sus nueras. Pero ellas seguían llorando a voz en cuello. Y Orfa se despidió de su suegra con un beso, pero Rut se quedó con ella.
Entonces Noemí dijo: «Mira a tu cuñada. Ya regresa a su pueblo, con sus dioses. ¡Regrésate también tú!». Pero Rut le respondió: «¡No me pidas que te deje y me aparte de ti! A dondequiera que tú vayas, iré yo; dondequiera que tú vivas, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, moriré yo, y allí quiero que me sepulten. Que el Señor me castigue, y más aún, si acaso llego a dejarte sola. ¡Sólo la muerte nos podrá separar!». Y como Noemí vio que Rut estaba resuelta a ir con ella, no dijo más. Y así, las dos siguieron caminando juntas hasta llegar a Belén.
Rut 1:1, 3-6, 14b-19a
Es una familia extraña de la que surgió el Mesías, una llena de tragedia, dolor y más dolor. Primero vino la hambruna y se mudaron a un país extranjero para tratar de ganarse la vida. Luego muere el padre, dejando sola a su esposa con dos hijos. Se casan con muchachas locales, pero no tienen hijos. Entonces ambos hijos mueren, y las mujeres se quedan sin nada en absoluto.
Es el tipo de situación horrible que sacude la fe de las personas; de hecho, probablemente sacude la fe de los espectadores incluso más que la fe de los que sufren. ¿Cómo pudo Dios dejar que le sucedieran tantas cosas terribles a alguien? ¿Dios los ha olvidado por completo?
Noemí y Rut no tenían respuestas para estas preguntas. Simplemente hicieron lo mejor que pudieron. Regresaron a Belén, donde vivirían en la pobreza, con Rut recogiendo pedacitos de grano en los campos de los agricultores cercanos.
Probablemente sepas cómo termina la historia. A través de una serie de eventos improbables, Rut se casa con un terrateniente local llamado Booz y se convierte en la bisabuela del rey David. Rut no pudo prever nada de esto, pero Dios sí. Dios tenía en mente usarla como parte del árbol genealógico de Jesús.
Rut trajo su condición de forastera a la familia de Jesús, sí, y su dolor y su resiliencia también con ella. Estos eran regalos apropiados para el tataranieto que sería llamado «el hombre más sufrido, el más experimentado en el sufrimiento. ¡Y nosotros no le daremos la cara! ¡Será menospreciado! ¡No lo apreciaremos!» (Isaías 53:3b). Si tu vida está llena de sufrimiento y dolor, tú también encajas perfectamente en la familia de Jesús. Tú eres a quien Él está llamando para que le pertenezcas. Él te quiere, tanto que entregó su propia vida para hacerte suyo, y resucitó para que pudieras pertenecerle para siempre.
ORACIÓN: Señor, tú conoces mis problemas. Ayúdame a confiar en ti. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Qué efecto tienen los problemas en tu fe?
* ¿Cómo encuentras ayuda en Dios cuando estás profundamente atribulado?
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