Porque, ¿quién puede comer y cuidarse mejor que uno mismo? Es un hecho que Dios da sabiduría, conocimientos y alegría a quien es de su agrado, y que al pecador le da el trabajo de recoger y amontonar, para dárselo a quien es del agrado de Dios. ¡Y también esto es vanidad y aflicción de espíritu!
Eclesiastés 2:25-26
Gertrude Lang lleva su pelo rojo recogido y practica su clarinete hasta que se le hinchan los labios.
Gertrude es un personaje secundario en la película de 1995 «Mr. Holland’s Opus«. Ella es miembro de la banda del profesor Holland y ha estado practicando el clarinete durante tres años, negociando y trabajando con él para llegar a las notas correctas, pero el clarinete seguía chillando como los frenos oxidados de una caja de diez velocidades de segunda mano. Y la idea de fracasar es demasiado para ella.
Sus hermanos tienen becas completas para la universidad. Su madre es una artista talentosa. Y su padre… su padre tiene la voz más hermosa para cantar. Y ella está dando lo mejor de sí. Pero tiene su autoestima atada a su desempeño, y debido a que no se está desempeñando bien, está comenzando a creer que no vale nada. Pero el profesor Holland no se dará por vencido con ella.
El rey Salomón, tradicionalmente tomado como el escritor del libro de Eclesiastés, nos cuenta cómo había practicado, trabajando y negociando para llegar a las notas correctas. Hubo momentos en los que encontró la melodía, pero su mortalidad seguía gimiendo como un animal moribundo. Y lo escuchamos oscilar entre sentimientos de favor y vapor. Él nos muestra que, si tratamos de trabajar o negociar con la vida mortal, siempre nos fallará. La vida mortal no puede darte lo que quieres porque lo que quieres es infinito. Y esta vida es finita.
Deseas lo infinito porque, como dice Eclesiastés, Dios ha puesto la eternidad en tu corazón (ver Eclesiastés 3:11). Tienes un agujero del tamaño de Dios en tu corazón y solo Dios puede llenarlo. Y no puedes negociar con Dios, porque Dios no necesita nada de lo que tienes y tiene todo lo que necesitas. Pero, antes de que tú o cualquier otro ser humano pensara en negociar con Dios, Él ya estaba dando. Sin embargo, el diablo nos convenció de negociar por más y caímos en pecado (ver Génesis 3:4).
A nosotros, negociadores obstinadamente autosuficientes, nos dice Salomón que Dios nos ha dado la tarea infructuosa de amontonar solo para entregársela a quien «es del agrado de Dios». ¿Y quién es el que agrada a Dios? Uno solo: el Hijo amado de Dios, Jesús (ver Mateo 3:17). Y Jesús, igual que su Padre, no es un negociador. Él es un dador. Y en la cruz y en su resurrección, Dios, en la carne, se da a sí mismo por nosotros.
Entonces, ¿qué tal si dejamos de ver la vida como una negociación?
Eso es lo que hizo el profesor Holland por la pelirroja Gertrude Lang. Ella estaba lista para darse por vencida. Entonces, él le pregunta: «Gertrude, cuando te ves a ti misma, ¿qué es lo que más te gusta de lo que ves?». Ella dice: «Mi cabello». «¿Por qué?», dice él. Ella responde: «Mi padre dice que le recuerda a la puesta de sol». El profesor Holland hace un gesto hacia su clarinete: «Toca la puesta de sol», le dijo. Es decir, toca el clarinete desde el lugar donde sabes que eres amada.
Ahora bien, Gertrude no se convirtió en una clarinetista virtuosa de la noche a la mañana después de esta conversación. Todavía tenía que trabajar y negociar para obtener las notas correctas. Pero dejó de usar la música para negociar su valor. Y empezó a recibirlo como el regalo que es: un regalo que atesoraba durante largas horas de práctica, un regalo que compartía con los demás, un regalo que era una expresión de la voz de su padre hablando de su amor por ella. Y Jesús promete aún más para nosotros, para todos los que confían en Él y son enseñados por Él. Él promete vida, vida verdadera, no un trato ganado por negociación, sino un regalo dado con amor.
ORACIÓN: Amado Padre, a medida que aprendemos a hacer lo que nos toca, te pedimos que lo que más nos guste de nosotros mismos sea que tú creas que vale la pena morir por nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Rev. Dr. Michael Zeigler, orador de The Lutheran Hour
Para reflexionar:
* Lee Eclesiastés 2. Escribe tres formas en que Salomón trató de negociar con la vida mortal.
* ¿De qué forma sencilla puedes recordarte a ti mismo que debes seguir recibiendo la vida como un regalo de Jesús?
© Copyright 2022 Cristo Para Todas Las Naciones
Suscríbete y recibe el devocional diariamente en tu e-mail: