Pero digo también: Mientras el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo, sólo que está bajo tutores y guardianes hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, vivíamos en esclavitud y sujetos a los principios básicos del mundo. Pero cuando se cumplió el tiempo señalado, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer y sujeto a la ley, para que redimiera a los que estaban sujetos a la ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. Y por cuanto ustedes son hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: «¡Abba, Padre!». Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, también eres heredero de Dios por medio de Cristo.
Gálatas 4:1-7
Cuando éramos niños, saber qué hacer parecía fácil. Había una lista de cosas que eran malas y no debíamos hacer -no pelees, no mientas, no pegues, no robes- y una lista de cosas que estaban bien y debíamos hacer: come tus vegetales, haz tu tarea, da las gracias. Entre esas dos listas, teníamos todo lo que necesitábamos saber en la vida.
Pero para los adultos, es más complicado. Por ejemplo, ¿qué debemos hacer cuando un funcionario corrupto del gobierno nos exige un soborno de $5.000 antes de permitir que un niño pequeño se reúna con su familia en Estados Unidos? ¿Deberíamos pagar? ¿Deberíamos negarnos y dejar al niño solo en ese país? ¿Y si no tenemos dinero?
Dios ha confiado en nosotros como adultos creyentes en Jesús para enfrentar situaciones complicadas, confiando siempre en la sabiduría del Espíritu Santo y el perdón que Jesús ganó para nosotros en la cruz. Podemos amar a Dios «con toda nuestra mente» mientras determinamos qué hacer correctamente, orando y escudriñando las Escrituras y consultando con otros cristianos. De hecho, debemos hacer esto, porque muchos problemas no se pueden resolver simplemente marcando una lista. Como dice Pablo: «Hermanos, no sean como niños en su modo de razonar. Sean como niños en cuanto a la malicia, pero en su modo de razonar actúen como gente madura» (1 Corintios 14:20).
De hecho, Dios mismo encontró una solución creativa cuando la humanidad cayó por primera vez en pecado. Podría habernos liquidado a todos, que era lo que merecíamos. Pero eso no coincidía bien con el amor de Dios por nosotros. O podría haber ignorado nuestro pecado y dejarnos seguir nuestro camino. Pero un Dios santo nunca puede tratar el mal como si no fuera importante.
Dios encontró una tercera alternativa. El mal sería castigado, sí; pero se las arregló para cargar lo peor de todo sobre sí mismo. Asumió la naturaleza humana para que Él mismo pudiera pagar el precio y morir. Y luego, con la justicia y el amor satisfechos, Jesús resucitó de entre los muertos, ofreciendo libre y gozosamente la vida eterna y la adopción como hijos de Dios a todos los que confían en él. La alternativa de Jesús es nuestra salvación.
Por cierto, ¿recuerdas al funcionario corrupto? Se dio la vuelta y resultó quedar fácilmente impresionado por otros asuntos nuestros sin importancia. No dijimos una sola mentira. No teníamos que hacerlo. Y dejó que el niño fuera libre, y se encontrara con sus padres.
ORACIÓN: Querido Señor, dame sabiduría para saber lo que quieres que haga. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Te es más fácil o más difícil tomar decisiones ahora que eres adulto?
* ¿En qué ocasiones te ha dado Dios sabiduría en un momento difícil?
© Copyright 2022 Cristo Para Todas Las Naciones
Suscríbete y recibe el devocional diariamente en tu e-mail: