¿Qué podrá separarnos del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada? Como está escrito: «Por causa de ti siempre nos llevan a la muerte, somos contados como ovejas de matadero.» Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor.
Romanos 8:35-39
En estos días, todos estamos experimentando algún tipo de desconexión de personas y lugares. Ya sea una separación del lugar de trabajo o del aula o de amigos y familiares, es una prueba. Muchos han tenido que estar separados de los seres queridos que están enfermos. Es probable que todos hayamos visto las imágenes conmovedoras de personas que mantienen su distancia y miran a un miembro de la familia o amigo a través de una ventana, para evitar todo posible contagio.
Para los creyentes, el estar alejados de la familia de la fe también tiene sus dificultades, pues al reunirnos en el Nombre de Jesús nos apoyamos y alentamos mutuamente (ver 1 Tesalonicenses 5:10-11; Hebreos 10:24-25; Colosenses 3:16). En el Credo Apostólico hablamos de «la santa iglesia cristiana, la comunión de los santos», que nos eleva espiritualmente y nos une unos con otros. De una forma u otra, la reciente suspensión de los servicios religiosos ha impactado de alguna manera nuestra fe.
Qué bueno es saber que no hay nada que pueda interponerse entre Jesús y su amor por nosotros. Cualquier cosa que la vida nos presente (pruebas, persecución, un pandemia), estamos seguros en el amor inquebrantable e inmutable de Dios por sus criaturas. Él nos lo ha revelado claramente al enviar a su Hijo para salvarnos de nuestros pecados. Jesús vino específicamente para salvar la distancia que nos separaba de Dios. Haciéndose carne, Dios entró en nuestro mundo con el único propósito de traernos de regreso a Él para que nunca más estemos separados de Él.
En medio de la amenaza persistente de esta pandemia, aferrémonos a las riquezas que Dios nos ha dado. Nos ha reconciliado consigo mismo (ver 2 Corintios 5:18); nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir una vida santa (ver 2 Pedro 1:3) y nos promete estar siempre con nosotros (ver Hebreos 13:5). Estas son las cosas que ha hecho por nosotros, sus hijos, personas que de ninguna manera podremos ser separadas del Dios que nos ama.
ORACIÓN: Padre celestial, recuérdanos por tu Espíritu Santo que estamos firmemente guardados y protegidos en tus manos. En el Nombre de Jesús oramos. Amén.
Paul Schreiber
Para reflexionar:
1.- ¿Cómo afecta tu vida el recordar que nada puede separarte del amor de Dios?
2.- ¿Cómo te mantienes en contacto con quienes no están cerca o accesibles?
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