Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, entraron en las barcas y fueron a Cafarnaún, para buscar a Jesús. Cuando lo hallaron al otro lado del lago, le dijeron: «Rabí, ¿cuándo llegaste acá?». Jesús les respondió: «De cierto, de cierto les digo que ustedes no me buscan por haber visto señales, sino porque comieron el pan y quedaron satisfechos. Trabajen, pero no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, la cual el Hijo del Hombre les dará; porque a éste señaló Dios el Padre».
Entonces le dijeron: «¿Y qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?». Jesús les respondió: «Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel que él ha enviado». Le dijeron entonces: «Pero ¿qué señal haces tú, para que veamos y te creamos? ¿Qué es lo que haces?
Juan 6:24-30
Las personas que siguen a Jesús en esta historia tienen muchas preguntas en sus cabezas. Quieren saber: «¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?», “¿qué quiere Dios de mí?”, “¿qué tan alto debo saltar y cuántas veces?”. Si se nos da una lista clara de expectativas haremos todo lo posible para cumplirlas.
Pero Jesús les dice que están cometiendo un error. No es trabajo lo que les está pidiendo, es una actitud del corazón y la mente. Él les dice: «Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel que él ha enviado». Dios no está buscando más de nuestras buenas obras. ¡Él quiere que confiemos en Jesús, el Salvador que ha enviado para salvarnos!
Esto suena difícil para nosotros porque vivimos en un mundo donde constantemente se nos pregunta qué hacemos para ganarnos la vida, un mundo donde la productividad es lo más importante, donde a todos nos miden por lo que hacemos y cuánto hacemos. Entonces, la idea de trabajar duro para obtener el favor de Dios es natural para nosotros. Nos sentimos cómodos con esa idea, incluso si tenemos dudas sobre nuestra capacidad para lograrlo. ¿Pero dejar de trabajar? ¿Confiar en Jesús? ¡Eso sí que nos da miedo! Eso significa ponernos enteramente en las manos de Jesús. Y nos preguntamos: ¿Podemos confiar en Él?
La gente nos sigue preguntando: «Bueno, y entonces ¿a qué te dedicas? ¿Qué trabajo realizas?», y empiezan sus comentarios. Pero Jesús ya sabe lo que va a hacer. Él nos va a rescatar del poder del pecado, la muerte y el diablo, y lo hará intercambiando su lugar con nosotros: Él recibe el sufrimiento y la muerte que justamente nos pertenecen, y nosotros obtenemos sanidad, gozo, perdón, y vida eterna.
Estas son las obras de Dios, no las obras que él quiere que hagamos, sino las obras que él mismo ha hecho. Y debido a que Jesús ha resucitado de entre los muertos para no morir nunca más, podemos esperar disfrutar de los resultados de su trabajo junto con él, para siempre.
ORACIÓN: Querido Señor, gracias por amarnos y rescatarnos para ser tu pueblo. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* En términos generales, ¿te resulta más fácil confiar en alguien para que te ayude o prefieres hacerlo tú mismo?
* ¿Alguna vez te ha resultado difícil confiar en Jesús? ¿Por qué sí o por qué no?
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