Pedro y los apóstoles respondieron: «Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, el mismo al que ustedes mataron y colgaron de un madero. Pero Dios, por su poder, lo ha exaltado y sentado a su derecha como Príncipe y Salvador, dando a Israel la oportunidad de arrepentirse y de que sean perdonados sus pecados. De esto somos testigos nosotros, y también el Espíritu Santo, que Dios ha dado a quienes lo obedecen».
Al oír esto, ellos se enfurecieron tanto que querían matarlos. Entonces Gamaliel, un fariseo que era doctor de la ley y a quien todo el pueblo respetaba, se levantó ante el concilio y ordenó que sacaran por un momento a los apóstoles; luego dijo: «Varones israelitas, piensen bien en lo que van a hacer con estos hombres […] Olvídense de estos hombres. Déjenlos. Porque si esto que hacen es de carácter humano, se desvanecerá; pero si es de Dios, no lo podrán destruir. ¡No vaya a ser que ustedes se encuentren luchando contra Dios!». Todos estuvieron de acuerdo con él, así que llamaron a los apóstoles y, después de azotarlos, les advirtieron que no siguieran hablando en el nombre de Jesús y los pusieron en libertad.
(Hechos 5:29-35, 38b-40).
Gamaliel es muy querido para mí. Es raro encontrar a alguien que tenga tanto sentido común y autocontrol en un momento de conflicto. Está claro que Gamaliel no cree en Jesús, al menos todavía; pero tiene la mente lo suficientemente abierta como para considerar que tal vez, solo tal vez, Jesús podría ser en realidad el Mesías enviado por Dios. Y si es así, no quiere oponerse a Él.
Este tipo de sabiduría es un regalo de Dios. Oh, no es la sabiduría celestial que el Espíritu nos da para reconocer y creer en Jesús. Esta es una sabiduría terrenal, un término medio temporal entre rechazar a Jesús y aceptarlo como Mesías, Salvador y Señor. La sabiduría de Gamaliel no es suficiente para salvarlo, pero sí para mantenerse hasta que el Espíritu Santo haga su obra salvadora.
Hoy parece más común encontrar personas viviendo en los extremos del amor y el odio. Gamaliel nos recuerda que hay otras personas que son espectadores, que aún no han decidido qué creer. Quienes tenemos el privilegio de conocer al Dios que vino a nuestro mundo para ser nuestro Salvador y dar su vida como rescate por todos nosotros, oramos para que pronto lo mismo sea cierto con los Gamaliel en nuestras vidas.
ORACIÓN: Querido Padre, gracias por la sabiduría de Gamaliel. Te pedimos que vuelvas los corazones de quienes comparten su sabiduría para que conozcan a tu Hijo Jesucristo en la plenitud de su amor y verdad. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Por qué a veces es una buena idea evitar tomar partido?
* ¿Cómo podemos ayudar a quienes son espectadores para que confíen plenamente en Jesús?
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