En él fue creado todo lo que hay en los cielos y en la tierra, todo lo visible y lo invisible; tronos, poderes, principados, o autoridades, todo fue creado por medio de él y para él. Él existía antes de todas las cosas, y por él se mantiene todo en orden. Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para tener la preeminencia en todo, porque al Padre le agradó que en él habitara toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
Colosenses 1:16-20
«Todas las criaturas de Dios tienen un lugar en el coro», dice más o menos una canción infantil que alguna vez fue popular, «algunos cantan bajo, otros cantan más alto. Algunos cantan en voz alta en un cable telefónico. Algunos simplemente aplauden, o usan sus patas, o cualquier cosa que tengan».
El canto refleja la verdad de la lectura de hoy: toda la creación en toda su variedad, con cada criatura distinta, cada una es dotada de una individualidad única, pero también unida en un origen común y con un propósito común, cada una creada para cantar gloria a Aquel quien les creó. Viendo a toda la creación como un coro, Colosenses 1 nos muestra a Jesús como nuestro Creador, Salvador y Director.
Parte de seguir a Jesús significa perder la fe en cualquier director meramente humano. Algunos tratan de dirigirnos. Pero cuando una mera criatura trata de asumir la carga de dirigir a todas las demás criaturas, nos encontramos con un tirano, otro Napoleón.
No es casualidad que el tirano del libro de George Orwell, “La granja de animales”, sea un cerdo llamado Napoleón. En esa historia, los cerdos, liderados por Napoleón, dirigen una revolución. Y luego crean nuevas reglas para una nueva armonía en la granja. Su ley principal es: «Todos los animales son iguales». Pero su armonía rápidamente se convierte en cacofonía. Napoleón y sus cerdos deciden que su carga especial de dirigir a las masas garantiza privilegios especiales, que incluyen consumir toda la leche de vaca y todas las manzanas de la granja. Napoleón ordena a su vocero-cerdo que explique esto a los demás: «Nosotros, los cerdos, trabajamos con el cerebro […] Día y noche velamos por el bienestar de ustedes. Es por ustedes que bebemos leche y comemos manzanas». Entonces Napoleón redacta una enmienda a su ley principal: «Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros».
La parábola cínica de Orwell sobre la naturaleza y sociedad humanas nos recuerda cuán rápido los oprimidos se convierten en opresores y la línea entre humanos y cerdos a veces se vuelve borrosa. Nos ayuda a perder la fe en directores meramente humanos. Entonces, nos volvemos, no al cinismo, sino a Jesús. Lee y escucha sus biografías en el Nuevo Testamento: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Jesús no es Napoleón. Él nos dice: «Vengan a mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma; porque mi yugo es fácil, y mi carga es liviana» (Mateo 11:28- 30).
Jesús no vino para hacer esclavos. Ni tampoco vino a hacer cínicos. Vino a dar su vida en rescate, el Creador por sus criaturas, el Director por su coro, el Hijo y el Espíritu del Padre por sus hijos. Jesús vino, uno para todos, para que todos sean uno (ver Juan 17:20-23).
ORACIÓN: Amado Padre, gracias por el lugar que me das en tu coro, por el Espíritu de Jesús, tu Hijo, nuestro Señor, nuestro Director. Amén.
Rev. Dr. Michael Zeigler, orador de The Lutheran Hour
Para reflexionar:
* El lema «e pluribus unum» significa «de muchos, uno». ¿En qué ocasiones has experimentado la unidad en un grupo de individuos distintos?
* Colosenses 1 repite la frase «todas las cosas» varias veces. ¿De qué formas te ayuda eso a entender el significado del pasaje? Lee Colosenses 1:15-20 y Juan 17:20-23. ¿De qué formas te protegen estas palabras?
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Editado por CPTLN-Chile / MGH
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