Por tanto, es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que nos extraviemos. Porque si el mensaje anunciado por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?
Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la oyeron nos la confirmaron. Además, Dios la ha confirmado con señales y prodigios, y con diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo, según su voluntad. […] Así que, si Dios puso todas las cosas debajo de sus pies, entonces no dejó nada que no esté sujeto a él.
Sin embargo, todavía no vemos que todas las cosas le estén sujetas. Lo que sí vemos es que Jesús, que fue hecho un poco menor que los ángeles, está coronado de gloria y de honra, a causa de la muerte que sufrió. Dios, en su bondad, quiso que Jesús experimentara la muerte para el bien de todos.
Hebreos 2: 1-4, 8b-9
Una cosa que disfruto de los programas de televisión de renovación de casas es cómo describen lo que hacen. Es fascinante verlos, y realmente podemos aprender una que otra cosa, si prestamos atención.
A veces es una solución poco convencional la que resuelve el problema. Por ejemplo, un hombre estaba tratando de subir la base de resortes de su cama por una escalera estrecha hacia un dormitorio. El somier era demasiado grande para girarlo. La solución es tan simple cuando te pones a pensar: ¡dobla el somier por la mitad! Después de sacar algunas grapas, quitar la barra de soporte central y hacer un par de cortes de sierra, el somier se dobló por la mitad y se subió por las escaleras hasta el dormitorio. Allí se volvió a enderezar y listo.
Ahora bien, la solución al pecado de la humanidad es mucho más seria que subir un tramo de escaleras con una base de resortes para cama. Y esa es una razón de más para que prestemos atención, mucha atención. El autor de Hebreos nos dice arriba, y en los versículos que siguen, que fue Jesús quien ganó nuestra salvación: «Así como los hijos eran de carne y hueso, también él era de carne y hueso, para que por medio de la muerte destruyera al que tenía el dominio sobre la muerte, es decir, al diablo, y de esa manera librara a todos los que, por temor a la muerte, toda su vida habían estado sometidos a esclavitud. Ciertamente él no vino para ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abrahán» (Hebreos 2: 14-16).
Ahora, para nuestras mentes del siglo XXI, podría parecer que la mejor manera de que Dios se ocupe de nuestros pecados sería tomar atajos y pasarlos por alto. Pero esa solución no funcionaría. Nuestros pecados tenían que ser limpiados. «Por eso le era necesario ser semejante a sus hermanos en todo: para que llegara a ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiara los pecados del pueblo» (Hebreos 2:17).
No fue fácil para Dios hacerlo de esta manera. Le costó caro a Jesús con dolor y sufrimiento, pero era la única solución posible: el libre de culpa por el culpable, el Cordero de Dios sin pecado por los pecados del mundo. De hecho, fue una solución poco convencional.
ORACIÓN: Padre Celestial, nuestros pecados han sido limpiados de una vez por todas mediante la sangre de Jesús. Gracias. En el nombre de Jesús oramos. Amén.
Paul Schreiber
Para reflexionar:
* ¿De qué formas no ha prestado atención la humanidad a las señales, maravillas y milagros de Dios?
* ¿Qué usas para concentrarte en algo, especialmente cuando te es difícil hacerlo?
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