[Dijo Jesús] “Yo he venido a lanzar fuego sobre la tierra. ¡Y cómo quisiera que ya estuviera en llamas! Hay un bautismo que debo recibir, ¡y cómo me angustio esperando que se cumpla! ¿Creen ustedes que he venido a la tierra para traer paz? Pues les digo que no, sino más bien división. Porque de ahora en adelante una familia de cinco estará dividida en tres contra dos, y en dos contra tres. El padre se enfrentará con el hijo, y el hijo con el padre. La madre estará en contra de la hija, y la hija en contra de la madre. La suegra estará en contra de su nuera, y la nuera en contra de su suegra”.
Lucas 12:49-53
¿Te has preguntado cómo se habrá sentido Jesús durante su ministerio terrenal sabiendo que al final le esperaba la cruz? Este es uno de los raros casos en los que lo escuchamos hablar de sus sentimientos. Y lo principal que parece sentir es urgencia. Él dice: «Yo he venido a lanzar fuego sobre la tierra. ¡Y cómo quisiera que ya estuviera en llamas!». Esas son las palabras de un hombre con prisa.
O también dice: «Hay un bautismo que debo recibir, ¡y cómo me angustio esperando que se cumpla!». Él sabe que lo espera su propio sufrimiento y muerte en la cruz, y le está costando mucho soportar la espera. Él lo llama angustia, y así es.
Jesús está angustiado, en parte sin duda por razones humanas: a nadie le gusta esperar la muerte de una manera tan horrible. Pero también está preocupado por las personas a las que vino a salvar, porque su salvación traerá aún más problemas. Las familias se van a dividir: dos creerán en Jesús, mientras que los otros tres no. Los familiares estarán divididos por causa de Jesús. ¿Quién es él? ¿Es un mentiroso? ¿Es un blasfemo? ¿Es Él quien dice ser, el Hijo de Dios, el Salvador?
La urgencia de Jesús llegó a un punto crítico la noche en que fue traicionado, arrestado y juzgado. A las 9 en punto de la mañana siguiente estaría colgado en una cruz, y a las 3 de la tarde ya habría hecho todo lo necesario para salvarnos, entregando Su espíritu a Dios. La carrera loca había terminado. ¡Al menos para Jesús! Para las personas que confiaron en Él, su carrera apenas comenzaba. Tuvieron tiempo de tomar un respiro el Sábado Santo, cuando Jesús descansó en el sepulcro. Pero el Domingo de Resurrección Jesús resucitó de entre los muertos y aquellos que lo vieron salieron corriendo a contarles a los demás. Era urgente. La urgencia de Jesús había pasado a ellos.
La iglesia hoy reconoce la urgencia de llevar el mensaje de las Buenas Nuevas a todas partes, porque Jesús regresará pronto y traerá un final glorioso a toda nuestra carrera. Toda la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Dios y celebraremos juntos en Su reino.
ORACIÓN: Querido Padre, ayúdanos a compartir la urgencia de Jesús mientras esperamos Su venida. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
* ¿Por qué crees que el Príncipe de Paz divide a las familias?
* ¿Qué esperas en el reino de Dios?
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