Hagan todo esto, conscientes del tiempo en que vivimos y de que ya es hora de que despertemos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca de nosotros ahora que cuando creímos. La noche ha avanzado, y se acerca el día. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas, y revistámonos de las armas de la luz. Vivamos con honestidad, como a la luz del día, y no andemos en glotonerías ni en borracheras, ni en lujurias y lascivias, ni en contiendas y envidias. Más bien, revistámonos del Señor Jesucristo, y no busquemos satisfacer los deseos de la carne.
Romanos 13:11-14
Siempre me parecía interesante cuando ocurrían terremotos durante la noche mientras crecía en el sur de California. Conocíamos las instrucciones: levántense y salgan de la cama lo más rápido que puedan y salgan corriendo a pararse en la calle, lejos de cualquier árbol o edificio que pueda caerles encima. A veces nos quedábamos allí de pie durante bastante tiempo charlando con los vecinos, mientras esperábamos que las réplicas se detuvieran.
¡Era un desfile de moda! Esas noches de terremoto veíamos quién llevaba un pijama de Mickey y quién dormía con una camiseta larga, y quién había estado despierto hasta tarde porque bajaba perfectamente vestido. Pero ¡ay de aquellos que dormían desnudos o casi desnudos! ¡Con suerte se ponían una bata de baño! En un terremoto de 6.0 no hay tiempo para buscar ropa adecuada en una casa que se balancea.
Pablo nos recuerda lo importante que es para nosotros estar vestidos adecuadamente todo el tiempo, espiritualmente hablando. «La noche ha avanzado, y se acerca el día. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas, y revistámonos de las armas de la luz… revistámonos del Señor Jesucristo, y no busquemos satisfacer los deseos de la carne».
Si supieras que se avecina un terremoto, ¿no estarías vestido y listo para salir? Por supuesto que lo harías. Sabemos que el Señor Jesús vendrá y traerá algo mejor que un terremoto: traerá una repentina y aguda luz del día a todo nuestro mundo de oscuridad. Traerá juicio, y todo mal será expuesto.
Esto es algo que los cristianos debemos esperar con alegría, y para lo cual debemos estar vestidos adecuadamente. A nadie le gustaría que lo atrapen desnudo en ese día. «Revistámonos del Señor Jesucristo», dice Pablo. Si confías en Él para perdonarte y salvarte, Jesús mismo será tu vestido y tu armadura. Él cubrirá tus pecados y fracasos, todo lo que te avergüence, y te dará su santidad, bondad y protección.
Jesús no te avergonzará. Él sufrió y murió por ti, y también resucitó de entre los muertos por ti, para que nunca tengas que morir eternamente. Con una muestra de amor como esa, no hay necesidad de preocuparse de que Él tenga la intención de avergonzarte en su venida. Él te ama, y ha prometido vestirte consigo mismo.
¿Qué mejor atuendo podrías tener?
ORACIÓN: Querido Señor, lava mis pecados y fracasos y vísteme en ti. Entonces reflejaré tu bondad y santidad. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
1.- ¿Alguna vez te has avergonzado de algo que llevabas puesto? Si te atreves, cuéntalo.
2.- ¿Qué significa para ti que Jesús sea la ropa que te cubre?
© Copyright 2019 Cristo Para Todas Las Naciones
Editado por CPTLN – Chile ® / MGH – febrero 2020. Título original: «Vestirse».
Suscríbete y recibe el devocional diariamente en tu e-mail: