El soportar sufrimientos injustos es digno de elogio, si quien los soporta lo hace por motivos de conciencia delante de Dios. Porque ¿qué mérito hay en soportar malos tratos por hacer algo malo? Pero cuando se sufre por hacer el bien y se aguanta el castigo, entonces sí es meritorio ante Dios.
Y ustedes fueron llamados para esto. Porque también Cristo sufrió por nosotros, con lo que nos dio un ejemplo para que sigamos sus pasos.
Cristo no cometió ningún pecado, ni hubo engaño en su boca. Cuando lo maldecían, no respondía con maldición; cuando sufría, no amenazaba, sino que remitía su causa al que juzga con justicia.
Él mismo llevó en su cuerpo nuestros pecados al madero, para que nosotros, muertos ya al pecado, vivamos para la justicia. Por sus heridas fueron ustedes sanados. Porque ustedes eran como ovejas descarriadas, pero ahora se han vuelto al Pastor que cuida de sus vidas.
1 Pedro 2:19-25
Es fácil olvidar que la mayoría de los libros de la Biblia fueron escritos por sus propios protagonistas. Los apóstoles escribieron viviendo en un mundo que, en su mayor parte, no simpatizaba para nada con su mensaje. Esa extraña secta de Jesús, vilipendiada por los judíos, incomprendida y oprimida por los romanos y burlada por los griegos, no era bien vista por nadie. Y el mensaje que compartían, que incluía soportar el sufrimiento y los castigos físicos, ciertamente no era el más apropiado para ganar conversos para su causa.
¿Cómo podía ser noble el mantenerse firme ante el ridículo injusto o el soportar la persecución? ¿Acaso no debemos reaccionar contra estas cosas, haciéndole frente al opresor? Después de todo, el Salvador ya sufrió suficiente. ¡Dios sabe que sufrió suficiente! ¿Cuándo podremos derribar a los que se burlan de Dios y nos rebajan por nuestra fe? ¿Cuándo es suficiente?
Podríamos pensar que ya hace mucho tiempo que fue suficiente, pero esa no es la forma en que Dios obra, ¿verdad? Dios no nos dio las verdades dichas por su Hijo para que las tergiversemos y las usemos según cómo creemos que debería ser la victoria con Dios.
No, los caminos de Dios son totalmente diferentes de los nuestros, ¡y por eso le damos gracias!
Pablo, el colega de Pedro, lo dijo bien: «Porque Dios no permitió que el mundo lo conociera mediante la sabiduría, sino que dispuso salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Los judíos piden señales, y los griegos van tras la sabiduría, pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que para los judíos es ciertamente un tropezadero, y para los no judíos una locura, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres» (1 Corintios 1: 21-25).
ORACIÓN: Padre celestial, danos tu Espíritu Santo para levantarnos bajo la tensión de la vida para que podamos vivir como tu pueblo. En el nombre de Jesús oramos. Amén.
Paul Schreiber
Para reflexionar:
1.- ¿Cómo reaccionas cuando alguien te ofende?
2.- ¿Cómo puede Dios ayudarnos a superar las reacciones negativas?
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