
Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
Isaías 55:11 RVA-1960
La escritora de esta devoción nos dice: cuando tenía 11 años, nuestra maestra de escuela dominical faltó de repente. Mi papá, que era el pastor, me dijo: “Bueno, tú puedes dar la clase”. Me quedé en una pieza. Pero él insistió: “Sí, tú puedes. Has oído estas historias toda tu vida. Tú puedes dar esta clase perfectamente”. Lo dijo con tanta seguridad que me marcó para siempre. Decidí confiar en sus palabras y dije que sí. Y fue una maravilla. Después de eso le dije que quería seguir enseñando. Me asignaron una clase de niños y me encantó. Desde entonces, durante toda mi vida, y ahora como diaconisa, esposa de pastor y madre, he recordado esa confianza de mi papá. Sus palabras hicieron algo en mí: sembraron seguridad. Me dieron un impulso que sigue dando fruto hasta hoy. Me hizo sentir que podía lograr todo lo que Dios me pusiera por delante.
Si las palabras de un ser humano pueden ser tan poderosas ¡cuánto más la Palabra de Dios mismo! Es una palabra viva, que hace lo que Dios quiere. Isaías 55 fue escrito a personas desanimadas, lejos de su tierra, y Dios les aseguró que Su palabra no era en vano. Así como la lluvia hace brotar la vida en la tierra, así también Su palabra actúa, transforma, consuela, corrige y salva.
Esa palabra se cumplió en Cristo, la Palabra hecha carne. Él vino no solo a hablar, sino a actuar: llevó nuestros pecados, venció la muerte y nos dio vida nueva. Y hoy sigue actuando en ti.
Y así como esas palabras de mi papá echaron raíces en mi corazón y dieron fruto, mucho más lo hace la Palabra de Dios. Siempre logra lo que Él quiere: transformar, sanar, perdonar y sostener. Nunca regresa vacía.
Padre nuestro, gracias porque Tu Palabra no regresa vacía y siempre cumple Tu voluntad. Enséñanos a confiar. En el nombre de Jesús. Amén.
Para reflexionar
* ¿Qué ha producido la Palabra de Dios en tu vida?
* ¿Recuerdas una palabra de alguien que te hizo creer que podías lograr algo? ¿Qué efecto tuvo?
Diaconisa Noemí Guerra
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