Cuando llegó la noche, la barca ya estaba a la mitad del lago, y Jesús estaba en tierra solo; pero cerca del amanecer fue hacia ellos caminando sobre las aguas, pues los vio remar con mucha dificultad porque tenían el viento en contra. Hizo el intento de pasar de largo, pero ellos, al verlo caminar sobre las aguas, pensaron que era un fantasma y comenzaron a gritar, pues todos lo vieron y se asustaron. Pero él enseguida habló con ellos y les dijo: «¡Ánimo! ¡Soy yo! ¡No tengan miedo!»
(Marcos 6:47-50).
Desde los tiempos antiguos, Dios ha estado comprometido con su creación, buscando restaurarla y santificarla a través de su amor y gracia.
Recordemos la historia de Noé y el pacto que Dios estableció con él y toda la creación después del diluvio. Dios prometió que nunca más enviaría un diluvio para destruir toda carne, y selló este pacto con el arco iris en las nubes. Es un recordatorio tangible de la fidelidad de Dios hacia su creación y su compromiso de redimirla de las consecuencias del pecado.
Pero la redención y santificación de la creación alcanzan su plenitud en la persona de Jesucristo. Él nos sigue diciendo: «¡Ánimo! ¡Soy yo! ¡No tengan miedo!» Él es la Palabra encarnada, la manifestación suprema del amor y la gracia de Dios hacia el mundo. A través de su vida, muerte y resurrección, Jesús restaura la comunión perdida entre Dios y su creación, reconciliándonos con el Padre y abriendo el camino hacia la vida eterna.
En la Palabra de Cristo encontramos la promesa de una nueva creación, donde todas las cosas son hechas nuevas. Su Palabra tiene el poder de transformar los corazones humanos y renovar la faz de la tierra.
Sin embargo, reconocemos que vivir de acuerdo con la Palabra de Cristo Jesús no es fácil. Pero incluso en medio de nuestras debilidades y fracasos Jesús sigue obrando en nuestras vidas, capacitándonos para hacer su voluntad y guiándonos por el camino de la vida eterna.
Padre nuestro, gracias por revelarte en la historia de Noé y la presencia sanadora de Jesucristo. Ayúdanos a comprender profundamente el significado de tu redención y santificación en nuestras vidas. Permítenos ser testigos vivientes de tu amor transformador en el mundo que nos rodea. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Qué significa para ti saber que Jesús tiene el poder de transformar tu vida y renovar el mundo que te rodea con su Palabra?
* ¿Cómo te sientes cuando enfrentas dificultades y miedos? ¿Cómo crees que la presencia de Jesús puede calmarte en esos momentos?
Diaconisa Noemí Guerra
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