Todos los que habían creído eran de un mismo sentir y de un mismo pensar. Ninguno reclamaba como suyo nada de lo que poseía, sino que todas las cosas las tenían en común. Y los apóstoles daban un testimonio poderoso de la resurrección del Señor Jesús, y la gracia de Dios sobreabundaba en todos ellos. Y no había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían terrenos o casas, los vendían, y el dinero de lo vendido lo llevaban y lo ponían en manos de los apóstoles, y éste era repartido según las necesidades de cada uno.
Hechos 4:32-35
Cuando leí esta descripción de los primeros cristianos, me quedé asombrada: «ninguno reclamaba como suyo nada de lo que poseía», y «no había entre ellos ningún necesitado». Los cristianos actuales somos generosos, pero este es un nivel de amor asombroso.
¿Qué lo hizo posible? O tal vez debería preguntar: ¿Por qué tenemos problemas con esto hoy? Creo que tiene que ver con el miedo, que hace que usemos el dinero para protegernos. En el fondo sabemos que si tenemos dinero, probablemente no tengamos que preocuparnos por pasar hambre o quedarnos sin hogar o vivir sin electricidad o calefacción. Incluso si nos enfermamos, el dinero nos ayudará a recibir tratamiento. Y así, nos aferramos a nuestro dinero.
Los primeros cristianos deben haber tenido los mismos problemas. Entonces, ¿por qué podían soltar su dinero con tanta libertad, incluso con alegría? Creo que se debe al versículo 33: «Y los apóstoles daban un testimonio poderoso de la resurrección del Señor Jesús». Día y noche, estaban rodeados de personas que habían visto a Jesús resucitar de entre los muertos. La resurrección de Jesús fue la base de toda su vida, no solo algo de lo que escuchaban brevemente el domingo, y la tenían en cuenta en cada aspecto de sus vidas, incluidas sus finanzas.
Pensemos en esto: Jesús ha resucitado, realmente resucitado, de entre los muertos. Dios usó su poder para hacer esto, y lo hará también por nosotros. Si esto es cierto, realmente cierto, entonces no debemos tener miedo, ¿verdad? El mismo Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos también puede suplir todas nuestras necesidades, ya sea de comida, vivienda, atención médica o cualquier otra cosa. Podemos acudir a Él con cada necesidad, no solo con las invisibles (como el perdón de pecados), y podemos dejar de lado todos los otros salvavidas, incluido el dinero. Cuando lo hacemos, tenemos la libertad de usar el dinero para mejores propósitos, como amar a las personas que nos rodean.
ORACIÓN: Señor, ayúdame a vivir cada día confiando solo en Tu poder y amor. Amén.
Dra. Kari Vo
Para reflexionar:
1.- ¿Cuándo o de qué maneras te ha usado Dios para satisfacer las necesidades de otra persona?
2.- Comparte una ocasión en que Dios proveyó para tus necesidades.
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