Puesto que tenemos un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con un corazón sincero, y con la plena seguridad de la fe, con el corazón purificado de una mala conciencia, y con el cuerpo lavado en agua pura. Mantengamos firme y sin fluctuar la esperanza que profesamos, porque fiel es el que prometió. Tengámonos en cuenta unos a otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca
(Hebreos 10:21-25).
Hace varios años atrás fui maestra de español y religión. Un año, durante la semana de reuniones con los padres, la administración preparó uno de los salones para que los maestros fuéramos entre sesiones, tantas veces cuantas quisiéramos, a recibir un masaje gratis para relajarnos y seguir con las siguientes sesiones. Mi problema fue que no planifiqué tiempo entre sesiones. Tenía 12 grupos y cada grupo tenía entre 10 y 15 estudiantes, así que tuve que atender a muchos padres, y como no programé tiempo de descanso entre sesiones, hice todo sin parar y terminé de mal humor, agotada y sin fuerzas.
Eso mismo hacemos a veces en nuestra vida espiritual. Dios nos ofrece su descanso, su alimento, su fuerza en su casa, la iglesia, pero no planificamos el tiempo para ir a recibir de él, y seguimos por la vida de mal humor, agotados y sin fuerzas. ¿Por qué reunirnos con otros cristianos en la iglesia? Por nuestro propio bien. La Biblia nos exhorta a congregarnos para participar en la enseñanza, recibir los sacramentos, orar, ofrecer alabanzas y expresar gratitud.
Tú y yo seguimos siendo humanos, pecadores que nos necesitamos mutuamente. Dios ha preparado no solo un salón, sino su casa entera, para que sus hijos vayamos entre las sesiones de la vida a recibir un masaje gratis de su Espíritu, a recibir fortaleza y ánimo para seguir con las siguientes sesiones. ¡Y podemos ir cuántas veces queramos! Entonces, planifiquemos con tiempo.
Padre amoroso, te damos gracias porque a través de Cristo podemos acercarnos a ti con corazones sinceros y plena confianza. Ayúdanos a planificar con anticipación, a separar tiempo para ir a tu presencia y recibir de tu Espíritu en tu casa. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Qué necesitas hacer para dar prioridad a tu participación en la vida de la comunidad de creyentes, reconociendo que en la casa de Dios encuentras descanso, fortaleza y ánimo para enfrentar las sesiones de la vida?
* ¿De qué maneras experimentas la gracia de Dios?
Diaconisa Noemí Guerra
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