Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que habrán de venir
(Juan 16:13).
Recientemente, durante un viaje a Phoenix, Arizona, me sorprendí al ver la proliferación de vehículos autónomos. En un restaurante, uno de estos mini-vehículos autónomos nos sirvió la comida de manera eficiente. Más tarde, en la carretera, vimos un automóvil sin conductor, programado remotamente para seguir su ruta.
De manera similar, en nuestra vida espiritual podemos confiar en nuestro guía supremo mejor que cualquier sistema de control remoto o de vehículo autónomo: el Espíritu Santo. En la lectura de hoy Jesús nos asegura que el Espíritu Santo nos conducirá en el camino hacia una comprensión más profunda de la verdad de Dios.
La palabra «guiará» aquí viene del griego que significa «camino» o «viaje». En este contexto, implica conducir como un guía de viaje. Indica que los discípulos comprenderán cómo se aplicaron a la iglesia la muerte y la resurrección de Cristo después de Pentecostés. Y el Espíritu Santo es quien guía a los creyentes como un vehículo autónomo hacia una comprensión más clara de la verdad de Dios mientras avanzamos en nuestro camino, ayudándonos a discernir y aplicar los principios divinos en nuestras vidas y en cada etapa del camino.
En el Segundo Artículo del Credo confesamos que Jesús es nuestro Señor y Salvador y reconocemos que todo lo hizo para que nosotros seamos suyos y vivamos bajo su señorío en su reino, y le sirvamos en justicia, inocencia y bienaventuranza eternas. Pero, ¿qué más significa confesar que vivimos bajo su señorío en su reino? También significa que, como Señor nuestro, Jesús envía al Espíritu Santo para que esté con nosotros, nos enseñe y nos santifique.
Confesar a Jesús como Señor implica confiar en el Espíritu Santo para enseñarnos, santificarnos y guiarnos en justicia y verdad eternas.
Padre nuestro, gracias por el regalo inmenso de tu Hijo, quien con su sacrificio nos redimió y reconcilió contigo. Que vivamos bajo su señorío, guiados por el Espíritu Santo, para honrar su amor y proclamar tu gloria. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Cómo haces para permitir que el Espíritu Santo sea el conductor de tu vida?
* ¿Qué significa para ti vivir bajo el señorío de Cristo?
Diaconisa Noemí Guerra
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