3. La ley de Dios (Guía de Discusión)
3.1. ¿Qué son los diez mandamientos?
Los diez mandamientos son la ley de Dios que expresa su voluntad para nosotros. Él se los dio a su pueblo, Israel, poco después de liberarlos de la esclavitud en Egipto. Estando acampados al pie del monte Sinaí, Dios descendió con señales poderosas que les mostraron cuán serio era con respecto a la ley que estaba a punto de darles.
- ◊ Al tercer día por la mañana, hubo truenos y relámpagos, y una espesa nube se posó sobre el monte, y hubo un fuerte sonido de bocina, y todo el pueblo que estaba en el campamento se estremeció. Entonces Moisés sacó al pueblo del campamento para recibir a Dios, y se detuvieron al pie del monte. Todo el monte Sinaí humeaba porque el Señor había descendido sobre él en fuego y el humo subía como de un horno, y todo el monte se estremecía en extremo. El sonido de la bocina iba en aumento, y Moisés hablaba y Dios le respondía con voz de trueno… Dios habló y dijo todas estas palabras… (Éxodo 19:16-19; 20:1)
En el monte Sinaí la voz de Dios retumbó, diciendo las palabras de los diez mandamientos a la nación de Israel. Los israelitas estaban tan aterrados por esa voz retumbante de Dios, que le rogaron a Moisés que les hablara en nombre de Dios. Así que Dios le dijo a Moisés que subiera a la cima del monte, y allí escribió esos diez mandamientos en dos tablas de piedra, de tal manera que Moisés pudiera llevárselos al pueblo.
Mucho tiempo y muchas generaciones después, Jesús habló sobre esos mandamientos y mostró que Dios no había cambiado de opinión con respecto a ellos:
- ◊ (Jesús dijo) De manera que, cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los demás, será considerado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los practique y los enseñe, será considerado grande en el reino de los cielos. Yo les digo que, si la justicia de ustedes no es mayor que la de los escribas y los fariseos, ustedes no entrarán en el reino de los cielos. (Mateo 5:19-20)
- Para reflexionar:
- ¿Por qué cree que Dios habrá hecho que la escena en el monte Sinaí, cuando le dio los diez mandamientos a su pueblo, fuera tan aterradora?
3.2. ¿Cómo resumió Jesús los diez mandamientos?
Una vez le preguntaron a Jesús cuál era el mandamiento más importante. Él resumió los diez mandamientos en dos, diciendo:
- ◊ «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente». Éste es el primero y más importante mandamiento. Y el segundo es semejante al primero: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas» (Mateo 22:37-40).
Todos los mandamientos tratan, esencialmente, de nuestro amor a Dios y entre nosotros. O, como dice Romanos 13:10b: «… el amor es el cumplimiento de la ley». Cuando amamos a Dios sobre todas las cosas, le damos el lugar que le corresponde en nuestra vida. Y cuando Dios ocupa el lugar que le corresponde en nuestra vida y corazón, podemos amar de verdad a las personas que nos rodean, protegiendo su reputación y sus posesiones, y mejorando sus vidas.
En 1 Juan 4:8b, leemos: «Dios es amor». Por su gran amor por nosotros él nos da vida, nos provee todo lo que necesitamos para vivir, y nos protege de todo lo que pueda hacernos daño o llevarnos a la muerte. Por ese gran amor, él también envió a su Hijo para que nos salvara del pecado, la muerte y el castigo eterno. En sus diez mandamientos, Dios simplemente nos pide que le amemos y que amemos a los demás así como él nos ama a nosotros.
- Para reflexionar:
- ¿Cómo se siente cuando alguien le sorprende con un gesto inesperado de amor o compasión? ¿Qué le impide hacer lo mismo por los demás?
- Elija dos personas, una de su familia y otra que no es de su familia, y propóngase sorprenderlas esta semana con gestos inesperados que demuestren su amor o aprecio por ellas.
3.3. ¿Será que Dios espera que sus diez mandamientos se apliquen a nosotros hoy?
¡Absolutamente! No tendría mucho sentido que Jesús los resumiera en dos afirmaciones amplias, si tuviera la intención de abolirlos. Los diez mandamientos continúan dándole a la sociedad actual el plan de acción necesario para llevar una vida ordenada y con propósito que promueva la paz entre los hombres, a la vez que honre a Dios.
Algunos pueden contra argumentar este punto diciendo que los diez mandamientos están pasados de moda, ya que fueron enunciados hace casi 2.500 años y no tratan temas actuales, como por ejemplo el uso de Internet. A primera vista parecerían tener razón, ya que la vida ciertamente ha cambiado mucho desde la época en que Moisés recibió las tablas de la ley. Y es cierto, los términos pueden haber cambiado. Pero la naturaleza humana, que nos tienta a tomar decisiones pecaminosas, sigue siendo la misma.
- ◊ (Jesús dijo) No piensen ustedes que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. Porque de cierto les digo que, mientras existan el cielo y la tierra, no pasará ni una jota ni una tilde de la ley, hasta que todo se haya cumplido (Mateo 5:17-18).
3.4. ¿Podemos obtener la salvación cumpliendo la ley?
¡Seguro! Podemos obtener la salvación si logramos cumplir cada uno de los mandamientos de Dios de manera perfecta, y en ningún momento de nuestra vida violar ninguno de ellos. Pero, ¿acaso es posible? Veamos lo que dice la Palabra de Dios con respecto a nosotros, los seres humanos.
- ◊ Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. (Romanos 3:23).
- ◊ Pero todos se han desviado; todos a una se han corrompido. No hay nadie que haga el bien; ¡ni siquiera hay uno solo! (Salmo 14:3).
- Para reflexionar:
- ¿Cuán a menudo cree que viola alguno de los mandamientos de Dios?
- ¿Cuál es el peligro de juzgar nuestra vida de acuerdo a lo que dicen quienes están a nuestro alrededor, y no en base a la ley de Dios?
3.5. ¿Qué es el pecado original?
Nuestra «condición» pecaminosa es mucho más grave que las cosas malas que hacemos y las buenas que no hacemos. Todo nuestro ser fue contaminado con el pecado desde el momento en que fuimos concebidos—mucho antes de que pudiéramos hacer cualquier cosa buena o mala. A esto la Biblia lo llama de «pecado original», o sea, es la naturaleza pecaminosa que recibimos de nuestros padres pecadores.
Todo empezó en Génesis 3 en el Jardín del Edén, cuando Adán y Eva desobedecieron la orden de Dios y comieron del fruto prohibido. A partir de ese momento, la naturaleza santa de Dios, que Dios mismo había creado en ellos, fue remplazada por una naturaleza pecaminosa. Desde entonces, esa naturaleza pecaminosa ha sido pasada de generación en generación y así es como ese ‘pecado original’ continúa propagándose por toda la raza humana hasta el día de hoy, y lo seguirá haciendo hasta el fin de los tiempos.
- ◊ (Jesús dijo) ¿Por qué no entienden mi lenguaje? Pues porque no pueden escuchar mi palabra. Ustedes son de su padre el diablo, y quieren cumplir con los deseos de su padre, quien desde el principio ha sido un homicida. No se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de lo que le es propio; porque es mentiroso y padre de la mentira (Juan 8:43-44).
- Para reflexionar:
- ¿Por qué es difícil aceptar que los bebés recién nacidos (e incluso los bebés que están en el vientre de su madre) son pecadores que necesitan el perdón de Dios?
- Cuando piensa en el pecado, ¿qué cosas le vienen más fácilmente a la mente, los hechos o acciones cometidos, o los pensamientos y deseos secretos?
3.6. ¿Qué tan estricto es Dios con respecto a nuestra obediencia a su ley?
La santidad de Dios (es decir, su absoluta perfección) y su justicia nos exigen que seamos absolutamente perfectos en todos nuestros pensamientos, deseos, palabras y obras.
- ◊ Pero yo (Jesús) les digo que cualquiera que mira con deseos a una mujer, ya adulteró con ella en su corazón (Mateo 5:28).
La Biblia enseña claramente que todo pecado y toda desobediencia deben ser castigados.
- ◊ Cualquiera que desobedece la ley de Moisés muere sin falta, siempre y cuando haya dos o tres testigos que declaren en su contra (Hebreos 10:28).
¿Por qué es tan estricto? Porque Dios es absolutamente santo y perfectamente justo. ¿Por qué no nos mata instantáneamente? No lo hace porque es misericordioso y quiere perdonar nuestros pecados. Pero, si bien es paciente, no puede tolerar el pecado en su presencia para siempre.
- ◊ No eres un Dios que se complazca en la maldad; los malvados no pueden habitar contigo. Los perversos no pueden presentarse ante ti, pues aborreces a todos los malhechores. Tú, Señor, destruyes a los mentirosos, y rechazas a los asesinos y mentirosos. (Salmo 5:4-6)
- ◊ Ustedes, los reyes: ¡sean prudentes! Y ustedes, los jueces: ¡admitan la corrección! Sirvan al Señor con reverencia y ríndanle culto con temor reverente. Ríndanse a los pies de su Hijo, no sea que él se enoje y ustedes perezcan, pues su enojo se enciende de repente. ¡Bienaventurados son los que en él confían! (Salmo 2:10-12).
- Para reflexionar:
- En los Estados Unidos hubo indignación cuando un juez exoneró de prisión a un adolescente que había matado a cuatro personas en un accidente por conducir ebrio. El juez fue despedido. ¿Cómo cree que actuaría Dios? ¿Por qué?
3.7. Si no podemos salvarnos a nosotros mismos, ¿cómo podemos salvarnos?
Al igual que le sucede a un criminal condenado, no hay nada que podamos hacer para ganarnos el favor el Dios ni para alejar su ira. Sin embargo, su amor y misericordia lo llevaron a darnos un Sustituto. Su hijo Jesús se encarnó, se hizo hombre, para cargar sobre sí nuestros pecados y recibir el castigo que a nosotros nos correspondía, sufriendo y muriendo por nosotros en la cruz. Cuando vemos la brutalidad de lo que Jesús sufrió en películas como La Pasión, nos ayuda a darnos cuenta de cuán en serio toma Dios su ley y el pecado, y también nos recuerda que, con su sacrificio, Jesús satisfizo completamente los requisitos del Padre.
- ◊ Al que no cometió ningún pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios (2 Corintios 5:21).
- ◊ Cristo nos redimió de la maldición de la ley, y por nosotros se hizo maldición (porque está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero») (Gálatas 3:13).
- ◊ Él mismo llevó en su cuerpo nuestros pecados al madero, para que nosotros, muertos ya al pecado, vivamos para la justicia. Por sus heridas fueron ustedes sanados (1 Pedro 2:24).
- Para reflexionar:
- ¿Qué significa para su vida que Jesucristo haya pagado el precio por sus pecados y el Padre le declare libre de culpas?
3.8. ¿Para qué propósitos sirve la ley de Dios?
La ley de Dios obra de tres maneras diferentes:
- 1.
Freno
- — Como un freno, la ley de Dios evita las explosiones violentas del pecado dentro de la sociedad, manteniendo el orden en nuestras vidas, familias, comunidades y en los países del mundo. A través de su ley, Dios frena nuestros deseos pecaminosos y protege nuestras vidas y posesiones. Piense en este primer uso de la ley como si fuera una cerca. Si bien algunas personas la miran como si fuera un límite que restringe, en realidad es una barrera que nos protege del peligro.
- ◊ Todos debemos someternos a las autoridades, pues no hay autoridad que no venga de Dios. Las autoridades que hay han sido establecidas por Dios. Por lo tanto, aquel que se opone a la autoridad, en realidad se opone a lo establecido por Dios, y los que se oponen acarrean condenación sobre ellos mismos. Porque los gobernantes no están para infundir temor a los que hacen lo bueno, sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres vivir sin miedo a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás su aprobación, pues la autoridad está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, entonces sí debes temer, porque no lleva la espada en vano, sino que está al servicio de Dios para darle su merecido al que hace lo malo (Romanos 13:1-4).
- Para reflexionar:
- ¿Qué sucede cuando se quita la ‘cerca’ de la ley de Dios? Piense en las cosas que algunas personas hacen, por ejemplo después de un huracán, tornados o terremoto.
- Para reflexionar:
- ¿Cómo sería la vida sin la aplicación de la ley?
- 2.
Espejo
- — El segundo propósito de la ley es revelar nuestro pecado, de tal manera que nos demos cuenta de nuestra necesidad de buscar perdón. Así es que actúa como un
espejo
- . Los espejos nos muestran cuando estamos despeinados, cuando tenemos comida en nuestros dientes o cuando nuestra ropa está desabotonada. De la misma manera, la ley nos muestra cuánto nos hemos alejado del camino de Dios. La ley elimina todas las excusas, nos convence de que merecemos el castigo eterno por nuestros pecados, y nos muestra por qué necesitamos a Jesucristo como Salvador.
- ◊ … de no haber sido por la ley, yo no hubiera conocido el pecado; porque si la ley no dijera: «No codiciarás», tampoco yo habría sabido lo que es codiciar (Romanos 7:7b).
- Para reflexionar:
- Muchas personas tienen estándares de comportamiento ligeramente mejores que quienes les rodean. ¿Será que eso es suficientemente bueno para Dios?
- ¿Por qué es tan difícil confesar nuestros pecados y admitir que necesitamos un Salvador?
- Para reflexionar:
- 3.
Regla
- — La ley actúa como una
regla
- o guía para dirigir nuestras decisiones en la vida de una manera agradable a Dios. Una vez que hemos confesado nuestros pecados, y recibido el perdón de Dios por amor de Jesús, la ley de Dios sirve un tercer propósito. Necesitamos esto porque nuestros deseos pecaminosos continúan confundiéndonos, incluso ya contando con el perdón de Dios. La ley sirve para revelar la trampa del pecado y mostrarnos el camino correcto.
- ◊ Tu palabra es una lámpara a mis pies; ¡es la luz que ilumina mi camino! (Salmo 119:105)
- Para reflexionar:
- Describa algunas cosas que parecen buenas y correctas o, al menos inofensivas, hasta que la Biblia nos muestra que son malas y dañinas para nosotros.
- Para reflexionar:
3.9. Los diez mandamientos
- 1. No tendrá otros dioses delante de mí.
- 2. No tomarás el nombre de tu Dios en vano.
- 3. Santifica el día de reposo.
- 4. Honra a tu padre y a tu madre.
- 5. No matarás.
- 6. No cometerás adulterio.
- 7. No robarás.
- 8. No hablarás falso testimonio contra tu prójimo.
- 9. No codiciarás la casa de tu prójimo.
- 10. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, criada o ganado, ni nada de lo que tenga.
3.10. Primer mandamiento: No tendrás otros dioses delante de mí.
En este mandamiento Dios nos exige que lo pongamos primero en nuestras vidas. Debemos amarlo por encima de todas las cosas, evitar hacer cualquier cosa que le desagrade y confiar en él más de lo que confiamos en cualquier persona o cosa en nuestra vida.
A primera vista, esto no parece demasiado difícil. ¿Quién se arrodilla ante ídolos hoy en día? Pero pensemos un poco en lo que realmente es un dios: es cualquier cosa que creemos puede suplir nuestras necesidades y librarnos de nuestros problemas. Es algo que amamos y tememos perder.
Esto probablemente se ve de manera más clara en las adicciones. Un adicto está dispuesto a perder la familia, el trabajo, el dinero, la salud, e incluso su propia vida, con tal de drogarse una vez más. Claramente, esa persona ha puesto su adicción—ya sea la droga, el alcohol, el juego, la pornografía o cualquier otra actividad—muy por encima de Dios.
Pero la adicción no es la única manera en que violamos el primer mandamiento. Es fácil pasar de disfrutar algo a convertirlo en lo más importante de nuestra vida: puede ser el trabajo, los viajes, los deportes, la lectura o cualquier otro pasatiempo agradable. También hay quienes ponen a otras personas antes que a Dios: novios, esposos, hijos, nietos, etc. La riqueza, la fama, el beneficio político, la popularidad, todas estas son distracciones que pueden apartarnos de Dios.
El primer mandamiento es crítico para todas las personas, porque sólo Dios es la fuente de nuestra vida. Sólo él puede proveer para todas nuestras necesidades, protegernos de todo mal y librarnos de la muerte y del infierno. No se trata de que Dios insista todo el tiempo en estar en primer lugar por ser egoísta. No. Es porque usted y yo nos olvidamos fácilmente de cuánto necesitamos a Dios por encima de todas las personas y cosas en nuestra vida.
- ◊ ¿A quién tengo en los cielos? ¡Sólo a ti! ¡Sin ti, no quiero nada aquí en la tierra! Aunque mi cuerpo y mi corazón desfallecen, tú, Dios mío, eres la roca de mi corazón, ¡eres la herencia que para siempre me ha tocado! (Salmo 73:25-26)
- Una vez que conocemos realmente a Dios, experimentamos su amor en Jesucristo y el gozo que viene de comprometer nuestras vidas con él, y no nos persuadirán tan fácilmente de convertir las cosas terrenales en nuestras pasiones más grandes. De hecho, podemos disfrutar más plenamente de las cosas buenas que Dios nos da aquí en la tierra cuando le damos crédito y le agradecemos por dárnoslas.
- Para reflexionar:
- ¿Qué cosas/personas le apartan o compiten con Dios?
- ¿Qué puede hacer para que Dios esté primero en su lista de prioridades?
- Para reflexionar:
3.11. Segundo mandamiento: No tomarás el nombre de tu Dios en vano.
En este mandamiento se nos exige tener a Dios en alta estima y ser cuidadosos de hablar de él y de usar su nombre sólo de una manera que lleve a otros a confiar en él también. Ya que amamos a Dios nuestro Padre por salvarnos, y tememos desagradarle, corresponde que seamos extremadamente cuidadosos en la forma en que pensamos y hablamos de él. No queremos pensar ni hablar de él como si fuera un abuelito que siempre está riéndose con sus nietos sin preocuparse de lo que decimos y hacemos, ni tampoco queremos centrarnos demasiado en su justicia, olvidando su amor. Pues sin el amor y el perdón de Dios estaríamos llenos de culpa y desesperación, ya que nada de lo que hacemos va a ser nunca suficientemente perfecto.
El nombre de Dios está por encima de todos los otros en el cielo y en la tierra, ya que en él hay poder. Dios quiere que nosotros, y todas las personas, le invoquemos para que sepamos que somos sus hijos por amor de Jesús, y que confiemos en que él siempre está disponible para nosotros por medio de la oración.
- ◊ Invócame en el día de la angustia; yo te libraré, y tú me honrarás. (Salmo 50:15)
- ◊ Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo. (Hechos 2:21)
- Para reflexionar:
- ¿Qué imagen de Dios damos a los demás cuando cometemos un pecado?
- Para reflexionar:
3.12. Tercer mandamiento: Santifica el día de reposo.
En este mandamiento Dios nos llama a apartar tiempo cada semana para escuchar su Palabra y reunirnos con los hermanos creyentes en adoración. De esta forma recibimos grandes bendiciones de él, y en el proceso él vuelve a poner nuestras vidas en balance, recordándonos nuestro propósito en esta vida y en la vida por venir.
- ◊ Dios terminó en el día séptimo la obra que hizo; y en ese día reposó de toda su obra. Y Dios bendijo el día séptimo, y lo santificó, porque en ese día reposó de toda su obra (Génesis 2:2-3)
- En el día séptimo de su creación Dios no descansó porque estuviera agotado o exhausto, sino que estaba estableciendo un patrón de trabajo y descanso para que imitaran sus criaturas humanas. Dios nos creó con la necesidad de descanso y reposo incluso antes de que nuestros primeros padres cedieran al pecado. Por lo tanto ahora, que nuestra naturaleza humana ha sido dañada por el pecado, necesitamos ese descanso aún más.
- La orden de Dios de dedicar tiempo a la adoración y el reposo es para nosotros más importante ahora que nunca antes. La sociedad moderna, con toda la tecnología y acceso instantáneo a casi cualquier cosa, nos mantiene en un ritmo de vida nunca antes visto. Pero, aun más, nos centra en el aquí y ahora, y nos lleva a perder la perspectiva con respecto a los temas más grandes y más importantes de la vida como por ejemplo dónde pasaremos la eternidad cuando termine esta corta vida.
- Dios nos da un tremendo privilegio cuando nos invita a sentarnos a sus pies como sus hijos amados. Allí nos vuelve a asegurar de su amor y su perdón, y nos alimenta y fortalece para los días por venir. Sin embargo, ¿cuán fácilmente nos excusamos de la adoración, o nos permitimos distraernos con asuntos pequeños y sin importancia?
- ◊ (Jesús dijo) Vengan a mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar (Mateo 11:28).
- La adoración semanal nos da la oportunidad de tener comunión con otros creyentes, de crecer en nuestra fe y de orar juntos.
- ◊ No dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca (Hebreos 10:25).
- Para reflexionar:
- ¿Qué cosas tienen prioridad en su vida?
- Si el servicio de adoración no es parte regular de su vida, ¿a qué se debe?
- Para reflexionar:
3.13. Cuarto mandamiento: Honra a tu padre y a tu madre.
En este mandamiento Dios nos recuerda que él ha designado como sus representantes a nuestros padres y otras autoridades para que nos protejan y provean para nosotros. Por lo tanto, nos ordena que les honremos y obedezcamos, siempre y cuando no nos manden hacer cosas contrarias a su voluntad.
- ◊ Por lo tanto, aquel que se opone a la autoridad, en realidad se opone a lo establecido por Dios, y los que se oponen acarrean condenación sobre ellos mismos (Romanos 13:2).
- Dios es la autoridad suprema en nuestras vidas y en toda la creación. Sin embargo, cuando creó este mundo, creó a la humanidad «a su imagen», delegando en las personas la responsabilidad de representar su autoridad.
- Esto se volvió aún más importante después de que Adán y Eva cayeron en pecado, cuando la humanidad abandonó los parámetros de Dios con respecto al amor y al cuidado mutuo y cada comenzó a buscar únicamente su propio placer y beneficio.
- Los padres no son la única autoridad que Dios pone sobre nosotros. Aparte de ellos, él también nos da abuelos, tíos, mentores, profesores, pastores, jefes, supervisores, policías, funcionarios del gobierno y otras autoridades varias que cuidan de nosotros y merecen nuestra honra.
- ◊ Paguen a todos lo que deban pagar, ya sea que deban pagar tributo, impuesto, respeto u honra (Romanos 13:7).
- Hay un caso en el cual Dios nos exige desobedecer a nuestros padres o a otras autoridades. Es cuando ellos quieren que le desobedezcamos a Dios. En tales circunstancias, ya no están actuando como sus representantes.
- ◊ Pedro y los apóstoles respondieron: «Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hechos 5:29).
- Para reflexionar:
- ¿Recuerda algún consejo que le dieran sus padres u otra figura con autoridad que se arrepiente de no haber seguido?
- ¿En qué sentido su jefe o supervisor sirve como representante de Dios para usted y su familia?
- ¿Cómo puede honrar a los funcionarios del gobierno cuando está en desacuerdo con ellos?
- Para reflexionar:
3.14. Quinto mandamiento: No matarás.
Este mandamiento no sólo prohíbe quitar la vida humana, sino que también nos exige proteger la vida de otras personas, especialmente de quienes no pueden protegerse a sí mismos. Nos prohíbe dañar a cualquier persona de cualquier manera, incluso guardar rencores en nuestro corazón. Dado que el quinto mandamiento nos prohíbe matar a otras personas (asesinato), parece ser el más fácil de cumplir. Sin embargo, los siguientes ejemplos nos muestran lo contrario.
- 1. Suicidio — Dios prohíbe el suicidio. Siendo el autor y dador de vida, sólo él tiene el derecho de terminar la vida de cualquier persona.
- 2. Eutanasia — De la misma manera, Dios nunca nos dio autoridad para «sacar a las personas de su miseria», con el fin de aliviar su sufrimiento, ni para facilitar la carga del cuidado de quienes están gravemente enfermos. Dios, en su sabiduría y misericordia, conoce el momento correcto para terminar la vida de las personas. La autoridad es sólo de él. Sin embargo, cuando es evidente que una persona está en el proceso de morir, puede ser permitido detener la intervención médica.
- 3. Aborto — La Biblia deja claro que cada uno de nosotros es una persona valiosa desde el momento de nuestra concepción. A menos que sea para salvar la vida de la madre, el aborto es una violación del mandamiento de Dios de no matar.
- ◊ ¡…Tú, Señor, diste forma a mis entrañas; tú me formaste en el vientre de mi madre! Te alabo porque tus obras son formidables, porque todo lo que haces es maravilloso. ¡De esto estoy plenamente convencido! Aunque en lo íntimo me diste forma, y en lo más secreto me fui desarrollando, nada de mi cuerpo te fue desconocido. Con tus propios ojos viste mi embrión; todos los días de mi vida ya estaban en tu libro; antes de que me formaras, los anotaste, y no faltó uno solo de ellos. (Salmo 139:13-16)
- 4. Odio e ira — En el siguiente pasaje, Jesús explica que la ira y el odio también quebrantan este mandamiento. Dios no sólo juzga nuestras acciones, sino también nuestros pensamientos y deseos. Puede que tú y yo nunca hayamos matado a nadie ni intencionalmente ni por accidente, pero ¿quién de nosotros no se ha enojado contra otra persona, o la ha insultado o se ha negado a perdonar? ¿Y qué hay del abuso, la discriminación, la intolerancia y el odio?
- ◊ (Jesús dijo) Ustedes han oído que se dijo a los antiguos: ‘No matarás’, y que cualquiera que mate será culpable de juicio. Pero yo les digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio, y cualquiera que a su hermano le diga ‘necio’, será culpable ante el concilio, y cualquiera que le diga ‘fatuo’, quedará expuesto al infierno de fuego (Mateo 5:21-22).
- Hay ocasiones en las que Dios permite que se tome una vida humana. Si estuviéramos defendiendo a una persona de un malhechor, Dios permite el uso de la fuerza, incluso de la fuerza letal, para frenar el mal y proteger al inocente. Por la misma razón, el gobierno tiene la misma autoridad de aplicar la pena capital y emprender guerras por causas justas.
- ◊ … pues la autoridad está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, entonces sí debes temer, porque no lleva la espada en vano, sino que está al servicio de Dios para darle su merecido al que hace lo malo (Romanos 13:4b).
- La vida es un regalo. Fuimos creados a imagen de Dios, por lo tanto, nuestras vidas-y la vida de todas las otras personas-son preciosas y dignas de protección. Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para hacer el bien a quienes nos rodean, y ofrecerles ayuda y apoyo en todo lo que podamos.
- Para reflexionar:
- De los temas mencionados, ¿cuál es el que más le cuesta dominar en su vida personal? ¿Por qué?
- Para reflexionar:
3.15. Sexto mandamiento: No cometerás adulterio.
En este mandamiento Dios se refiere a su buen don de la sexualidad. Desde el comienzo Dios creó a los humanos como seres sexuales. Sin embargo, reservó la actividad sexual sólo para marido y mujer en un matrimonio de por vida. Dios prohíbe todas las otras formas de actividad sexual debido al daño que inevitablemente nos traen
- ◊ Y Dios creó al hombre a su imagen. Lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó (Génesis 1:27).
- El segundo capítulo de Génesis especifica cómo Dios creó a los dos primeros humanos. Formó a Adán de la tierra (ver Génesis 2:7). Luego, tomando una de las costillas de Adán, formó a Eva (ver Génesis 2:21-23). Luego se la dio al hombre, los unió en matrimonio, y dijo:
- ◊ Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán un solo ser (Génesis 2:24).
- Ese es el modelo para todos los matrimonios—y para toda actividad sexual sana y benéfica para nosotros en cuerpo, corazón, mente y alma.
- Dentro de los límites del matrimonio, la actividad sexual sirve tres propósitos:
- 1) Une al esposo con la esposa en un solo ser, fortaleciendo los lazos que mantienen unido al matrimonio.
- ◊ No se nieguen el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para dedicarse a la oración. Pero vuelvan luego a juntarse, no sea que Satanás los tiente por no poder dominarse (1 Corintios 7:5).
- 2) Las familias se fortalecen. Cuando el sexo es limitado al matrimonio, los hijos sólo son concebidos, nacen y son criados en un hogar estable y amoroso, con un padre y una madre. El pasaje que dice que «serán un solo ser» vuelve a salir a flote, porque esos hijos son el fruto de ese ‘solo ser’.
- 3) Es la única salida para el poderoso impulso sexual que Dios creó en la humanidad con el fin de que nos reproduzcamos y multipliquemos (ver Génesis 1:28).
- ◊ A los solteros y a las viudas les digo que sería bueno que se quedaran como yo; pero si no pueden dominarse, que se casen; pues es mejor casarse que arder de pasión (1 Corintios 7:8-9).
- Dios creó el matrimonio para que fuera la unión para toda la vida entre marido y mujer. Pero no nos abandona a nuestra suerte, sino que provee el amor, el perdón y la fortaleza necesarios para que cada matrimonio perdure a través de todos los cambios y dificultades de este mundo pecador.
- Para reflexionar:
- ¿Dónde o en quién busca ayuda para su matrimonio?
- ¿Cómo está redefiniendo nuestra sociedad el concepto de familia? ¿Está funcionando?
- Para reflexionar:
- Este mandamiento prohíbe prácticas que son comunes en nuestra sociedad.
- 1. Divorcio — Ya que los dos se convierten en un solo ser, Dios nunca incluyó el divorcio en su plan para el matrimonio. El divorcio rompe violentamente el ser único en que se convierten marido y mujer, causando un profundo dolor y daño físico, emocional y mental en cada uno. De la misma manera, desgarra a los hijos, que son los frutos de esa unión.
- Cada matrimonio es un modelo de la relación que Dios tiene con cada creyente. Dios prohíbe el divorcio, excepto en dos casos: adulterio o abandono. En estos dos casos el cónyuge pecador ya ha roto los lazos del matrimonio (así como una persona puede alejarse de Dios para buscar un «affaire» con otro dios, como lo mencionamos en el primer mandamiento).
- Por supuesto que el divorcio no es la única razón por la cual los hijos viven con uno solo de sus padres. Aunque el ideal de Dios es que los hijos sean criados con una madre y un padre, hay muchas razones por las cuales esto no sucede, incluyendo la actividad sexual fuera del matrimonio y la muerte de uno de los padres. Dios nos asegura que ciertamente él ofrece sus bendiciones de amor, perdón y paz a los hijos nacidos de madres solteras, o criados por padres solos.
- 2. Actividad sexual fuera del matrimonio
- Cuando nos apartamos del diseño de Dios para la sexualidad cometiendo adulterio, sexo prematrimonial o libre, y consumiendo pornografía, nos exponemos a recibir heridas emocionales y físicas. Inevitablemente esto sucede toda vez que utilizamos algo de manera diferente a la designada por el diseñador. Esto pasa porque la enseñanza bíblica clave de cómo dos se convierten en un solo ser (ver Génesis 2:24) es una parte fundamental de todo acto sexual, tanto dentro, como fuera del matrimonio.
- ◊ ¿Acaso no saben que el que se une con una prostituta se hace un solo cuerpo con ella? La Escritura dice: «Los dos serán un solo ser» (1 Corintios 6:16).
- El pecado sexual causa un daño mucho más profundo que lo puramente físico, mental y emocional; causa un grave daño espiritual. En 1 Corintios 6:17 leemos: «Pero el que se une al Señor, es un espíritu con él». La Biblia describe esto como un matrimonio entre Dios y los creyentes: Dios es el novio, y todos sus creyentes, la iglesia, son su novia. Así, como un hombre que tiene un affaire se distancia de su unión con su esposa, cada vez que pecamos nos distanciamos de nuestra unión con Dios.
- ◊ Pero el que se une al Señor, es un espíritu con él. Huyan de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, ocurre fuera del cuerpo; pero el que comete inmoralidad sexual peca contra su propio cuerpo (1 Corintios 6:17-18).
- ◊ La voluntad de Dios es que ustedes sean santificados, que se aparten de toda inmoralidad sexual, que cada uno de ustedes sepa tener su propio cuerpo en santidad y honor, y no en pasiones desordenadas, como la gente que no conoce a Dios. Ninguno debe agraviar ni engañar en nada a su hermano; porque el Señor toma en cuenta todo esto, como ya les hemos dicho y declarado. Pues Dios no nos ha llamado a vivir en la inmundicia, sino a vivir en santidad. El que desecha esto, no desecha a un hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo (1 Tesalonicenses 4:3-8).
- Los pecados sexuales no son peores que otros pecados, pero sí son diferentes porque los cometemos directamente contra nuestro propio cuerpo. Realmente este crimen sí tiene una víctima y Dios nos hace responsables por la manera en que usemos o abusemos el cuerpo que él nos dio.
- La convivencia de una pareja antes del matrimonio es extremadamente común en nuestra cultura. Aparentemente tiene mucho sentido. La razón dice: ¿Si un hombre y una mujer hacen la prueba de convivir antes de casarse, no tendrían mejor chance de que su matrimonio dure para toda la vida?
- Esto suena muy bien, pero falta algo. Las filosofías que subyacen al matrimonio y la convivencia son completamente opuestas. La promesa del matrimonio es que el esposo y la esposa permanecerán juntos sin importar lo que pase («en las buenas o en las malas, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad»). A la convivencia, por su parte, le falta completamente ese compromiso («permaneceremos juntos mientras nos entendamos. Pero si vemos que no nos entendemos, nos iremos cada uno por su camino»). En lugar de practicar para el matrimonio, están practicando para el divorcio.
- Para reflexionar:
- ¿Cree que es posible el sexo recreativo o el sexo sin compromiso, sin consecuencias negativas?
- Haga una lista de algunas de las razones que las personas dan para convivir antes del matrimonio.
- ¿Cómo afecta esta falta de compromiso a los niños que nacen durante la convivencia de una pareja?
- Para reflexionar:
- 3. Homosexualismo — Claramente la palabra de Dios reserva las relaciones sexuales sólo para un hombre y una mujer dentro del matrimonio.
- ◊ Por eso Dios los entregó a los malos deseos de su corazón y a la impureza, de modo que degradaron entre sí sus propios cuerpos. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas. Hasta sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van en contra de la naturaleza. De la misma manera, los hombres dejaron las relaciones naturales con las mujeres y se encendieron en su lascivia unos con otros. Cometieron hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibieron en sí mismos la retribución que merecía su perversión (Romanos 1:24, 26-27).
- ◊ ¿Acaso no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se equivoquen: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se acuestan con hombres… heredarán el reino de Dios (1 Corintios 6:9-10b).
- Algunos argumentan que la atracción por personas del mismo sexo no es una decisión, sino que se nace con ello, por lo que debemos aceptar el estilo de vida homosexual como una alternativa piadosa, e incluso aprobar el matrimonio homosexual.
- El Salmo 51:5 afirma: «¡Mírame! ¡Yo fui formado en la maldad! ¡Mi madre me concibió en pecado!» Todo el mundo ha sido corrompido por el pecado desde el momento de la concepción. Nuestra naturaleza pecaminosa distorsiona y corrompe la naturaleza que Dios hizo a su imagen cuando creó a Adán y Eva. Jesús lo describió con estas palabras:
- ◊ Pero lo que sale de la boca, sale del corazón; y esto es lo que contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos deseos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre. El comer sin lavarse las manos no contamina a nadie (Mateo 15:18-20).
- El hecho de que nazcamos con ciertos deseos o inclinaciones pecaminosas no quiere decir que esos deseos sean permitidos o aceptables para Dios.
- Los actos homosexuales no son un pecado peor que otros. Pero, al igual que otros pecados, debe ser confesado para que el pecador pueda encontrar perdón total y completo en Jesucristo, quien pagó el precio por su pecado, al igual que por todos los otros pecados. El deseo homosexual bien puede permanecer hasta que Jesús restaure su imagen perfecta dentro de la persona cuando regrese en el día del juicio. Pero Dios está dispuesto a fortalecer al creyente para que resista esos deseos pecaminosos y se abstenga de actuar de acuerdo con ellos.
- Para reflexionar:
- ¿Cómo podemos compartir la advertencia de Dios con respecto al estilo de vida homosexual con un amigo o familiar homosexual sin alejarlo/a?
- ¿Cómo podemos mostrar verdadero amor y preocupación por un amigo que esté involucrado en el estilo de vida homosexual sin dar la impresión de que Dios está de acuerdo con eso y que él o ella no tienen necesidad de arrepentirse?
- Para reflexionar:
- En resumen, Dios no quiere impedir que disfrutemos del sexo. Por el contrario, él proporciona el límite del santo matrimonio dentro del cual bendecirá ricamente nuestras vidas en cuerpo, corazón, mente, alma y espíritu.
3.16. Séptimo mandamiento: No robarás.
En este mandamiento Dios nos da el derecho de tener posesiones. Él protege esas posesiones, a la vez que nos prohíbe robar lo que pertenece a otra persona. También nos ordena ayudar a los demás para que conserven y mejoren las cosas que él les ha confiado.
- ◊ El que antes robaba, que no vuelva a robar; al contrario, que trabaje y use sus manos para el bien, a fin de que pueda compartir algo con quien tenga alguna necesidad (Efesios 4:28).
- Este es otro de esos mandamientos que, aparentemente, parece ser muy fácil de cumplir. Después de todo, no muchos de nosotros hemos asaltado una casa ni robado un banco. Sin embargo, antes de que lo descartemos del todo, pensemos un poco en todo lo que este mandamiento involucra.
- Es cierto que no debemos robar dinero, carros o joyas, pero también es cierto que no debemos robarle a nuestros empleadores tomando más tiempo del que debemos para almorzar, llevándonos a casa útiles de oficina o fotocopias, o invirtiendo el tiempo de trabajo en cosas personales.
- ◊ Oigan esto, ustedes, los que explotan a los menesterosos y dejan en la ruina a los pobres de la tierra. Ustedes dicen: «¿Cuándo pasará la fiesta de luna nueva? ¡Entonces podremos vender el trigo! ¿Y cuándo pasará el día de reposo, para que abramos los graneros? ¡Achicaremos la medida, subiremos el precio, y adulteraremos la balanza! ¡Así podremos comprar a los pobres por dinero, y a los necesitados a cambio de un par de zapatos! ¡Hasta los desechos del trigo podremos vender!» Pero el Señor ha jurado por la gloria de Jacob: «¡No voy a olvidar ninguna de sus malas acciones!» (Amós 8:4-7)
- No sólo se nos prohíbe tomar las cosas que Dios le ha confiado a otros, sino que además debemos usar los dones que él nos ha dado para proveer para las personas necesitadas. En la Biblia se nos presentan muchas personas ricas: Abraham, Isaac, Jacob, Job, el rey David y su hijo, el rey Salomón. A esos hombres Dios les dio abundancia de posesiones, pero ellos no las acumularon, sino que las compartieron generosamente con quienes tenían necesidades.
- ◊ «Bienaventurado», me decían al escucharme, y los que me veían lo confirmaban. Y es que yo atendía el clamor de los pobres, y ayudaba a los huérfanos sin protección. Los que estaban por morir me bendecían; a las viudas les alegraba el corazón. La justicia caracterizaba mis actos; la justicia me cubría: era mi atuendo. Para los ciegos, yo era sus ojos; para los cojos, yo era sus pies; para los pobres, yo era su padre; para los extranjeros, yo era su defensor. Yo aplacaba la furia de los malvados, y a sus víctimas las libraba de su poder (Job 29:11-17).
- Incluso cuando es golpeado con severa pobreza, Dios conmueve a su pueblo para que sea generoso:
- ◊ Hermanos, también queremos contarles acerca de la gracia que Dios ha derramado sobre las iglesias de Macedonia, cuya generosidad se desbordó en gozo y en ricas ofrendas, a pesar de su profunda pobreza y de las grandes aflicciones por las que han estado pasando. Yo soy testigo de que ellos han ofrendado con espontaneidad, y de que lo han hecho en la medida de sus posibilidades, e incluso más allá de éstas. Insistentemente nos rogaron que les concediéramos el privilegio de participar en este servicio para los santos (2 Corintios 8:1-4).
- Para reflexionar:
- ¿De qué maneras algunas personas «roban» a otros en forma legal?
- ¿Puede el juego ser una manera de apoderarnos, o al menos tratar, de las posesiones de nuestro prójimo?
- ¿Cómo podemos usar las cosas buenas que Dios nos ha dado para ayudar a otros?
- ¿Puede dar un ejemplo de una persona quien, incluso durante una época de sufrimiento en su propia vida, haya sido generosa?
- Para reflexionar:
3.17. Octavo mandamiento: No hablarás falso testimonio contra tu prójimo.
En este mandamiento Dios nos prohíbe mentir o decir chismes sobre nuestro prójimo, y nos guía para proteger la reputación de nuestro prójimo y asumir que detrás de sus acciones están los mejores motivos.
- ◊ Por eso cada uno de ustedes debe desechar la mentira y hablar la verdad con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros (Efesios 4:25).
- El octavo mandamiento tiene que ver con proteger la reputación. Literalmente nos prohíbe ser falsos testigos, es decir, mentir cuando estamos dando testimonio en la corte. Eso parece algo que difícilmente muchas personas harían, pero una vez más Dios está mencionando la peor ofensa para cubrir cualquier caso menor de mentira en nuestras vidas diarias.
- Hay muchas razones por las cuales mentimos—algunas malintencionadas, otras con la mejor de las intenciones. En el lado de la mala intención se encuentran los insultos, la difamación y los chismes. Cada una de estas cosas busca lograr una cosa: la destrucción de la reputación de una persona. Tal vez no queremos arruinar del todo la reputación de alguien, sino sólo resaltar la nuestra. Pero eso no cambia el hecho de que nuestras palabras dañan a alguien. Algunas mentiras se dicen sin mala intención. Estas pueden ofrecerse para encubrir algún mal que hayamos hecho, o para evitarle un mal rato a nuestro cónyuge u otra persona. Sin embargo, a veces el silencio es una mejor opción.
- Jesús nos dio algunas orientaciones para cuando un hermano cristiano peca contra nosotros:
- ◊ (Jesús dijo) Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo cuando él y tú estén solos. Si te hace caso, habrás ganado a tu hermano (Mateo 18:15).
- Aquí está la oportunidad perfecta para el chisme, pero Jesús ordena guardar silencio. Después de todo, eso es lo que Dios hace cuando le confesamos nuestros pecados. Él los perdona y nunca más se acuerda de ellos. Y dado que cada uno de nosotros cae y peca, ¿no querríamos que las personas contra las cuales pecamos hicieran lo mismo, o sea que protegieran nuestra reputación permaneciendo en silencio, en lugar de exponer públicamente nuestras faltas mediante el chisme? Eso es lo que Pedro quería decir cuando escribió:
- ◊ Por sobre todas las cosas, ámense intensamente los unos a los otros, porque el amor cubre infinidad de pecados (1 Pedro 4:8).
- Imagínese si nuestras familias, iglesias, lugares de trabajo y estudio, y comunidades trataran de proteger la reputación mutuamente de esa manera.
- Para reflexionar:
- ¿Recuerda alguna «mentira piadosa» que haya dicho, que terminó empeorando las cosas?
- ¿Por qué la verdad siempre es la mejor opción? Describa una ocasión en la cual trató de hacer algo agradable por alguien, pero terminó siendo mal juzgado o cuestionado en sus motivaciones.
- ¿Qué le impide comenzar a pensar más positivamente sobre las personas que están a su alrededor?
- Para reflexionar:
3.18. Noveno mandamiento: No codiciarás la casa de tu prójimo. Décimo mandamiento: No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, criada o ganado, ni nada de lo que tenga.
En esto mandamientos Dios va al grano para exponer el pecado latente en nuestros corazones y mentes. Él nos prohíbe desear codiciosamente en nuestros corazones las cosas que les ha dado a otros, y nos ordena que nos contentemos con lo que tenemos.
- ◊ Pero la piedad es una gran ganancia, cuando va acompañada de contentamiento (1 Timoteo 6:6)
- El contentamiento transforma todo. Nuestro prójimo puede obtener una promoción, o estrenar un lujoso carro, e incluso salir de vacaciones a un lugar exótico, y aun así nosotros podemos alabar a Dios.
- Cuando Dios es el verdadero centro de nuestras vidas, podemos tener la seguridad de que él nos va a proveer todo lo que necesitamos—y suficiente excedente para ayudar también a nuestro prójimo en sus necesidades.
- ◊ Disfruta de la presencia del Señor, y él te dará lo que de corazón le pidas. (Salmo 37:4)
- ¿Qué significa codiciar? El diccionario de la Real Academia Española lo define como: «Desear con ansia las riquezas u otras cosas». Es fácil mirar los diez mandamientos sólo en su superficie, pensando que los hemos cumplido porque nunca hemos asesinado a nadie, ni hemos dormido con la esposa o el esposo de alguien, ni robado la propiedad de alguien, ni mentido en la corte. Pero los dos últimos mandamientos desvirtúan esa conjetura, porque muestran que Dios no sólo juzga y castiga nuestras palabras y acciones externas, sino que escarba en nuestros pensamientos y deseos y busca en nuestros corazones y mentes las verdaderas profundidades de nuestra alma. Nada está oculto para Dios.
- Súbitamente se arroja una nueva luz sobre los mandamientos anteriores. Podemos no haber matado a nadie, o incluso no haberle causado daño físico a nadie, pero si le hemos amargado la vida a una persona, o incluso le hemos deseado que le vaya mal o que se muera, ante los ojos de Dios somos asesinos. Quizás nunca hayamos tenido sexo con el cónyuge de alguien, pero si miramos a alguien con lujuria, ante los ojos de Dios somos adúlteros. Quizás nunca le hayamos quitado nada a nuestro prójimo, pero si deseamos profundamente algo que le pertenece, ante los ojos de Dios somos ladrones.
- Entonces, ¿cómo nos ayuda Dios a luchar con los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa? Él nos da contentamiento. Cuando estamos satisfechos con las cosas que él nos ha provisto en esta vida, no nos molestan las cosas que ha escogido darle a otros.
- Para reflexionar:
- ¿Qué respuesta le dan estos mandamientos a la teoría de que Dios acepta a las personas en el cielo siempre y cuando se hayan portado bien en la tierra?
- ¿Cómo se siente cuando su compañero obtiene una promoción, su vecino compra un carro nuevo, o su primo se va de vacaciones a un lugar exótico?
- ¿Qué podemos hacer cuando sentimos celos de alguien y codiciamos algo que no tenemos?
- ¿Por qué es importante desplazar nuestra atención de los regalos que tenemos al Dios que nos ha dado esos regalos?
- Para reflexionar: