Nosotros somos hechura suya; hemos sido creados en Cristo Jesús para realizar buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que vivamos de acuerdo con ellas (Efesios 2:10).
Nuestro hijo mayor está estudiando para ser doctor fisioterapeuta. Está dedicando años de su vida para aprender cómo ayudar a las personas a recuperarse de lesiones, aliviar el dolor y mejorar su calidad de vida. Es una noble profesión, ¿verdad? Pero ¿alguna vez te has preguntado cuál es nuestra «profesión» como hijos de Dios?
La Biblia nos dice en la lectura de hoy que somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para realizar buenas obras que Él ya preparó de antemano para nosotros. Dios nos ha creado con un propósito específico: hacer el bien en este mundo. Cuando creemos en Jesús, recibimos el Espíritu Santo, que nos renueva en nuestros corazones y nos capacita para vivir de acuerdo con el propósito divino.
Pero ¿qué significa hacer «buenas obras» a los ojos de Dios? «Nuestras actividades y obras son buenas ante los ojos de Dios cuando fluyen de la fe en Cristo como hijos de Dios y se realizan en el contexto de nuestros llamados de acuerdo con los Diez Mandamientos». Y cuando inevitablemente fallamos en hacer el bien que debemos hacer, cuando no podemos cumplir con este llamado a la perfección, Jesús nos perdona. Su gracia es más grande que nuestras fallas, y Él sigue capacitándonos día a día para hacer lo que nos ha llamado a hacer.
¿Estamos listos para abrazar nuestro propósito? ¿Estamos listos para ser capacitados por Dios mismo para hacer el bien en este mundo? Recordemos que somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para realizar buenas obras. Y que, con la ayuda del Espíritu Santo, podemos hacerlo pues, como hijos de Dios, tenemos la oportunidad de ser usados para sanar corazones y vidas a través de nuestras acciones de amor y servicio.
Padre nuestro, gracias por crear en nosotros un propósito divino, capacitándonos a través de Cristo Jesús para realizar las buenas obras que has preparado de antemano. Con la ayuda del Espíritu Santo, que podamos vivir cada día de acuerdo con tu voluntad, reflejando tu amor y gracia en nuestras acciones hacia los demás. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Cómo puedes reflejar la gracia de Dios en tu vida diaria al realizar buenas obras para aquellos que te rodean?
* ¿Qué pequeños actos de bondad puedes llevar a cabo hoy para cumplir con el propósito divino de hacer el bien en el mundo?
Diaconisa Noemí Guerra
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