Le dijo la mujer: «Yo sé que el Mesías, llamado el Cristo, ha de venir; y que cuando él venga nos explicará todas las cosas.» Jesús le dijo: «Yo soy, el que habla contigo»
(Juan 4:25-26).
En la lectura de hoy Jesús se encuentra con una mujer samaritana en un pozo de agua. Durante su conversación, Jesús revela que conoce detalles íntimos de la vida de la mujer, lo que la sorprende. Luego, la mujer reconoce a Jesús como un profeta y plantea la cuestión sobre el Mesías. Allí Jesús se identifica como el Mesías esperado, el Cristo.
Cuando reflexionamos sobre lo que significa que nuestro Señor Jesús sea «el Cristo», nos sumergimos en un profundo significado que abarca todo lo que Él representa para nosotros. En la Biblia encontramos un tapiz de nombres y títulos que describen quién es Jesús para nosotros, como por ejemplo: Redentor; Emanuel; Hijo del Dios viviente; Salvador; Hijo del Hombre; la Palabra; Señor, y Dios.
En el Antiguo Testamento, Dios eligió a ciertas personas para que fueran profetas, sacerdotes, y reyes, ungiéndolas con aceite. El título «Cristo» o «Mesías» significa «el Ungido». En el Nuevo Testamento, Jesús fue ungido con el Espíritu Santo para ser nuestro Profeta, Sacerdote, y Rey. Como profeta, Jesús nos revela la verdad de Dios y nos guía en el camino hacia la vida eterna. Como sacerdote, intercede por nosotros ante el Padre, ofreciendo el sacrificio perfecto que nos reconcilia con Dios. Como rey, gobierna sobre nuestras vidas y sobre el universo con amor y justicia.
Al reflexionar sobre Jesús como el Cristo, somos invitados a sumergirnos en la profundidad de su amor redentor y a responder a su llamado con humildad y gratitud. Que este regalo transforme nuestras vidas, renovando nuestra fe y fortaleciendo nuestra relación con Él.
Padre nuestro, te agradecemos por el regalo incomparable de tu Hijo Jesucristo quien, siendo nuestro Profeta, Sacerdote y Rey, nos revela tu amor, intercede por nosotros y nos guía en justicia. Que nuestras vidas reflejen siempre la gracia y el sacrificio de Cristo, proclamando su redención y compartiendo su amor con el mundo. Amén.
Para reflexionar:
* ¿De qué manera práctica se aplican en tu vida los roles de Jesús como profeta, sacerdote y rey?
* Reflexiona sobre cómo la encarnación de Jesús, su vida sin pecado, su muerte expiatoria y su resurrección victoriosa no solo te ofrecen la esperanza de la vida eterna, sino también la oportunidad de vivir una vida transformada en comunión con Él, siguiendo su ejemplo y proclamando su amor a otros.
Diaconisa Noemí Guerra
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