Pero Dios muestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros
(Romanos 5:8).
Yo no sufro de claustrofobia, ese terror a quedarse atrapado en un lugar cerrado. Pero me pasa algo rarísimo, parecido a la claustrofobia, con mis lentes de contacto. Cuando tengo los ojos muy secos y trato de quitármelos, se me atascan y no quieren despegarse de mis ojos. Me siento atrapada por unos segundos y ¡no me gusta!
Y es que a nadie le gusta sentirse atrapado. Pero todos lo estábamos. Estábamos atrapados en nuestras faltas y pecados. Por eso Cristo murió por nosotros, para rescatarnos. Jesús pagó el castigo por nuestros pecados con su muerte en la cruz. Y su muerte no solo nos libra del castigo: también nos reconcilia con Dios y destruye el poder del pecado sobre nosotros.
Jesús derrotó al diablo al obedecer la voluntad del Padre hasta la muerte, y también nos liberó del poder de Satanás. También venció a la muerte misma al resucitar al tercer día y su resurrección es el consuelo máximo para nosotros. Nos muestra que Él es el Hijo de Dios, que su enseñanza es verdad y que su sacrificio fue aceptado por el Padre para reconciliarnos con Él. Y lo más importante, nos da la esperanza de la vida eterna para todos los que creemos en Él.
Es por ello que confesamos que Jesús se convirtió en nuestro Señor al morir en la cruz para rescatarnos de la cautividad del pecado, la muerte y el diablo. Vivamos de acuerdo con este maravilloso regalo que Dios nos ha dado.
Oremos: Padre nuestro, gracias por el sacrificio de Cristo, quien nos rescató del pecado y la condenación. Permítenos vivir en gratitud y fidelidad, siguiendo el ejemplo de amor y redención que nos mostró en la cruz. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Cómo te sientes al saber que Cristo murió por ti cuando estabas atrapado en el pecado y la condenación?
* Considera la profundidad del sacrificio de Jesús, quien no solo pagó el castigo por nuestros pecados, sino que también nos reconcilió con Dios. ¿Cómo te inspira este acto de amor incondicional a vivir tu vida en servicio y gratitud hacia Él?
Diaconisa Noemí Guerra
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