Yo soy la vid y ustedes los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí ustedes nada pueden hacer
Juan 15:5
La autora de esta devoción nos dice: en marzo fui a Panamá, mi tierra natal. La familia de mi esposo nos llevó a un río hermoso. El lugar era un paraíso, rodeado de árboles frondosos que producían sombra y protección contra el sol ardiente. La señora Mary llevó todos sus implementos de cocina para cocinar un delicioso almuerzo a la orilla del río. Los primos y sobrinos tenían la tarea de recoger ramas secas del piso para usarlas como leña para cocinar. Fue un día perfecto.
En esos momentos, en medio de ese paraíso y rodeada de gente hermosa, recordé en mi corazón el significado del versículo que estudiamos hoy. La única diferencia entre las ramas de los majestuosos árboles frondosos y las ramas secas que fueron usadas como leña para cocinar, es que las ramas secas no estaban unidas al árbol.
«Yo soy la vid y ustedes los pámpanos», dijo Jesús. Si una rama o pámpano se separa de la vid, se seca por completo y muere.
Así mismo, separados de Cristo, tú y yo morimos. Somos como leña para cocinar. Pero al estar unidos a Cristo por medio de la fe, recibimos su justicia imputada y la vida eterna como un regalo gratuito de Dios.
Y los medios de gracia son los que Cristo usa para unirnos a sí mismo. Al participar de ellos, somos fortalecidos para cumplir nuestras responsabilidades en la iglesia y en el mundo, como recibir la Palabra y los sacramentos, pertenecer a congregaciones que enseñen la pura Palabra de Dios, evitar falsas enseñanzas y falsos maestros, hablar a los demás sobre Jesús y apoyar el ministerio de la iglesia, orar por otros, trabajar para aliviar el sufrimiento humano, mantener la unidad en la iglesia, vivir en perdón con los demás, etc.
Sigamos buscando permanecer en Cristo a través de sus medios de gracia, para glorificar a Dios en todo lo que hacemos y bendecir a quienes nos rodean.
Padre nuestro, gracias por unirnos a Cristo, nuestra vid, y darnos vida y frutos a través de su sacrificio. Ayúdanos a permanecer en Él. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Cómo te mantienes conectado a Cristo para que tu vida sea verde y fructífera como las ramas unidas al árbol junto al río?
* ¿Cómo puedes compartir la riqueza de tu relación con Cristo con quienes te rodean, como compartir una comida deliciosa cocinada a la orilla del río?
Diaconisa Noemí Guerra
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