La oración de fe sanará al enfermo, y el Señor lo levantará de su lecho. Si acaso ha pecado, sus pecados le serán perdonados. Confiesen sus pecados unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es muy poderosa y efectiva
Santiago 5:15-16
A mi hija le encantan los animales. Siempre me enseña vídeos de rescate de perritos callejeros, donde los rescatadores tratan de atraparlos para curarlos, bañarlos, alimentarlos y ponerlos en adopción con una buena familia. Pero los perritos están tan traumatizados por la vida en la calle y por los maltratos, que se vuelven agresivos, huyen o atacan a los rescatadores. Sin embargo, esas personas tan nobles se ganan la confianza de los perritos callejeros ofreciéndoles comida. Y así, poco a poco se acercan a ellos y sus vidas cambian para siempre.
Este domingo recordamos que Cristo Jesús, el Hijo de Dios, cuida de nosotros y nos sirve con el perdón de los pecados.
Me trae mucho consuelo y esperanza la lectura de hoy, porque debo confesar que muchas veces me he sentido como esos perritos callejeros. Jesús quiere sanarme, bañarme en las aguas del Bautismo, alimentarme con su Eucaristía y adoptarme en su familia de fe, pero mis heridas me vuelven agresiva y huyo o hasta ataco a mi Señor con preguntas como: «¿Por qué a mí?»
¿Te has sentido así alguna vez?
La oración y la confesión en comunidad son poderosas fuentes de sanación. Jesús cumplió este pasaje al brindarnos la comunidad de creyentes, nuestro bautismo y la Santa Cena.
Aquí el apóstol Santiago nos insta a confesar nuestros pecados unos a otros y a orar los unos por los otros para ser sanados. Esto es un llamado a vivir en comunidad, compartiendo nuestras luchas y apoyándonos en nuestra fe. No tenemos que lidiar con nuestras dificultades solos como los perritos callejeros y abandonados. Tenemos una familia espiritual que nos acompaña y nos ayuda a acercarnos a Dios.
Padre nuestro, te damos gracias por Jesús, quien nos sana y nos levanta con su perdón. Ayúdanos a vivir en comunidad, confesando nuestros pecados y orando unos por otros. Fortalécenos con tu gracia en nuestro bautismo y en la Santa Cena, para que podamos seguir adelante en la fe. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Qué puedes hacer para dejar que Cristo te cure y sane tus heridas espirituales?
* Cuando te sientas alejado de Dios, ¿cómo puedes recordar que Jesús te ofrece perdón y gracia incondicional para seguir adelante?
Diaconisa Noemí Guerra
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