Una visita al consultorio médico le bastó para quedar enganchado al Programa de Literatura de Cristo Para Todas Las Naciones – Chile. Aquejado por su depresión, don Manuel Segovia encontró en el folleto que trata esta enfermedad un gran alivio espiritual.
“Lo disfruté tanto que es como un manjar rico que uno quiere seguir comiendo”, expresa este poeta de 78 años, de mirada y hablar afables. “A mí me ayudó bastante, es lo que necesito. Me aconsejó para que yo tuviera más calma y supiera llevar la depresión”.
El “librito”, tal como lo llama cariñosamente, se convirtió para él en una ventana de esperanza y el primero de una colección. “El martes siguiente volví a buscar otro. Ya llevo nueve libros”, nos comenta.
A mí me ayudó bastante, es lo que necesito. Me aconsejó para que yo tuviera más calma y supiera llevar la depresión
Desde entonces, don Manuel ha establecido una relación cercana con CPTLN – Chile, y no solo nos visita en nuestro estand del Centro de Salud Familiar (CESFAM) Dr. Fernando Maffioletti, en la comuna de La Florida, en Santiago, donde dos veces a la semana distribuimos los folletos a pacientes y sus familiares, sino también en nuestro Centro de Ministerio, en la misma comuna.
“He aprendido mucho de Lutero”
Otra obra apreciada por don Manuel es la versión Reina Valera Contemporánea de la Biblia, que CPTLN – Chile ofrece.
Una de sus lecturas favoritas es el Catecismo Menor de Martin Lutero, reformador de la iglesia cristiana. “He aprendido mucho de Lutero. Me he dado cuenta de cómo estaba desordenada la iglesia, y él la puso en orden. ¡Hizo tanto por la humanidad!”, afirma.
Don Manuel, que se congrega en la Iglesia Evangélica Pentecostal, no ha perdido la oportunidad de llevar la Palabra de Dios a otras personas. Hasta el momento de escribir esta nota, ya había adquirido cuatro ejemplares más de la Biblia para obsequiar a vecinos y amigos.
“No hay que ser egoístas”
Don Manuel está feliz de haber descubierto los materiales del Programa de Literatura de CPTLN – Chile, que también le han permitido sobrellevar problemas familiares.
Por eso, recomienda los folletos a todo el que tenga la oportunidad de solicitarlos. “Si no lo va a leer usted, entonces lléveselo a un familiar, un amigo, a otra persona. No hay que ser egoístas”.