Jesús llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos. Les dio autoridad sobre los espíritus impuros… También expulsaban muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban.
(Marcos 6:7,13).
Imagina conmigo a los doce discípulos, enviados de dos en dos, con la autoridad conferida por Jesús sobre los espíritus impuros. ¡Qué escena más poderosa y llena de significado! No solo tenían el poder de expulsar demonios, sino también de sanar a los enfermos y llevar consuelo a los atribulados, de predicar el arrepentimiento y la llegada del Reino de Dios. ¡Fueron mensajeros de vida!
Al igual que los profetas del Antiguo Testamento y los discípulos de Cristo, nosotros también somos llamados a ser portadores de la Palabra de Dios y mensajeros de vida en un mundo que a menudo se muestra reacio a escucharla. Nuestra tarea puede ser desafiante y a veces desalentadora, pero no estamos solos. Tenemos la misma autoridad que Jesús confirió a sus discípulos: la autoridad del Evangelio, la autoridad del amor redentor de Cristo.
En nuestras propias debilidades y limitaciones encontramos la fuerza en la cruz de Cristo. Porque es en nuestra rendición ante su gracia que somos capacitados para cumplir con nuestra misión con valentía y humildad.
Jesús nos llama a ser mensajeros de vida, agentes de sanidad y reconciliación en un mundo que tanto lo necesita. Nos llama a seguir el ejemplo de los discípulos, compartiendo la buena noticia con aquellos que necesitan escucharla.
Hoy, más que nunca, el mundo necesita mensajeros de vida. Seamos nosotros quienes respondamos al llamado de Jesús con audacia y humildad.
Padre nuestro, te agradecemos por el amor que Cristo nos ha demostrado en la cruz. Ayúdanos a ser cada día fieles mensajeros de tu esperanza y perdón, mensajeros de vida, capacitados por tu gracia para llevar luz y sanidad a un mundo necesitado. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Qué pasos concretos puedes tomar para ser un mensajero de vida y agente de sanidad y reconciliación en tu familia y en la comunidad que te rodea?
* ¿De qué formas vas a responder al llamado de Jesús de compartir su mensaje de esperanza y perdón?
Diaconisa Noemí Guerra
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