Entonces Tomás respondió y le dijo: «¡Señor mío, y Dios mío!» Jesús le dijo: «Tomás, has creído porque me has visto. Bienaventurados los que no vieron y creyeron.» Jesús hizo muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer, tengan vida en su nombre
(Juan 20:28-31).
Cuando nuestros hijos estaban pequeños el pediatra nos recomendó no tener juguetes en su habitación, para ayudarles a que asociaran su habitación con descanso, tranquilidad y renovación. Lo mismo se aplica para la habitación de nuestra fe. Muchos piensan equivocadamente que la Biblia fue escrita principalmente para darnos reglas sobre cómo vivir, y no encuentran la paz y el descanso que Dios ofrece en su Palabra, donde nos da a conocer la buena noticia de que nuestros pecados son perdonados por medio de Jesús.
La Biblia fue escrita para que tú, yo, y el mundo entero creamos que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, al creer, tengamos vida en su nombre. Así como Jesús fue verdadero hombre, sin pecado, y verdadero Dios, así también la Biblia es verdaderamente humana, sin error, y verdaderamente divina: la Palabra de Dios en palabras de los hombres. Podemos creer, confiar y descansar en ella plenamente.
Así que, saquemos de la habitación de nuestra vida los juguetes de la incredulidad, del legalismo, de la confianza en nuestras propias obras. No nos distraigamos buscando constantemente experiencias extraordinarias, sino seamos humildes para vivir la verdad de la simplicidad del mensaje de la Biblia.
Y al dejar que Dios saque estos «juguetes» de nuestra vida espiritual, podemos recibir un espacio de paz y enfoque en el propósito central de la Biblia: creer en Jesucristo como el Hijo de Dios para tener vida en su nombre en este mundo y en el venidero.
Señor y Dios nuestro, creemos por tu Espíritu y tu Palabra que Jesús es el Cristo, tu Hijo, y al creer, tenemos vida en su nombre. Fortalécenos para compartir esta buena noticia, de tal manera que quienes la oigan aun sin ver también crean y tengan vida en tu nombre. Amén.
Para reflexionar:
* ¿De qué manera la Palabra de Dios influye en tu fe y en tu relación con Jesús?
* En un mundo que a menudo busca pruebas tangibles para creer, ¿cómo puedes aplicar la idea de ver y recibir los beneficios de la muerte y resurrección de Jesús a través de la Palabra y los sacramentos en tu vida de fe?
Diaconisa Noemí Guerra
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