[Jesús dijo] «Yo ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos. Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo es mío; y he sido glorificado en ellos».
Juan 17:9-10
¿Cuáles son las horas más inútiles de tu semana? Para algunos es cocinarse solo para ellos, para otros es lavar los pisos. Para mí es ir a la lavandería a lavar la ropa. Detesto cargar los canastos con ropa sucia, el detergente, las perchas y un montón de monedas a la lavandería local.
El apóstol Pablo debió haber previsto el tedio de nuestros días cuando escribió: «Aprovechen bien el tiempo, porque los días son malos» (Efesios 5:16). Por más extraño que parezca en estos tiempos tristes, la oración es una excelente manera de hacerlo. Sabiendo que no tenemos tiempo todos los días para pasar horas en oración, fallamos en aprovechar pequeños momentos para estar a solas con Dios.
Hay tantas necesidades y tantos que necesitan escuchar sobre el amor y el sacrificio de Jesús por ellos: la madre hospitalizada por un accidente, estudiantes en busca de un compañerismo sólido en la iglesia, adolescentes llenos de preguntas, niños cuyos padres están pasando por un divorcio, padres en proceso de divorcio. Cuanto más oramos, más larga se vuelve nuestra lista de oración.
Tengo por costumbre registrar los nombres de las personas por las que oro, los motivos por los que lo hago y la forma en que Dios responde. Si no hiciera estas breves notas, probablemente olvidaría los detalles de muchas de las oraciones que hago en esos momentos. El Señor hace cosas emocionantes, a veces espectaculares, cuando su pueblo ora. Un registro escrito me recuerda que debo agradecerle y alabarle por su amor infinito y su atención a los innumerables detalles de nuestras vidas.
Entonces, la próxima vez que te encuentres realizando un ejercicio mental de baja intensidad (cortar el césped, pasear al perro, pasar la aspiradora en la casa), ora por quienes conoces. Sin duda, esto es lo que hizo Jesús al pensar en aquellos a quienes ministraba, aquellos que seguirían adelante después de su muerte y resurrección.
Él oró por nosotros, «los que me diste». ¡Oró por ti y por mí! Oremos entonces nosotros por los demás. Es una excelente manera de aprovechar al máximo nuestro tiempo.
ORACIÓN: Padre celestial, recuérdanos que oremos los unos por los otros y que lo hagamos a menudo. En el nombre de Jesús. Amén.
The Lutheran Layman, abril 1979, Jane Fryar.
Para reflexionar:
* ¿De qué manera es Jesús glorificado en las personas que Dios el Padre le ha dado?
* ¿Tienes una lista de oración? Si no es así, ¿crees que te sería útil?
© Copyright 2021 Cristo Para Todas Las Naciones
? Te puede interesar: ¿Cómo orar el Padre Nuestro de una forma que agrade a Dios?
Suscríbete y recibe el devocional diariamente en tu e-mail: